Gentrificación en la Ciudad de México: ¿transformación urbana o desplazamiento social?

En el contexto de la gentrificación en la Ciudad de México, Daniela Vázquez Guzmán reflexiona sobre el impacto positivo que tendrían en los derechos de los residentes las modificaciones de los planes de desarrollo urbano, los reglamentos de construcción y las políticas de uso de suelo.


La gentrificación se ha convertido en un fenómeno urbano de creciente relevancia en el contexto global, y la Ciudad de México no es una excepción. Este proceso, caracterizado por la transformación de barrios populares y el desplazamiento de sus residentes originales, plantea interrogantes fundamentales sobre el futuro de nuestras ciudades y la equidad en el acceso a los beneficios del desarrollo urbano. En la Ciudad de México, la gentrificación se manifiesta de manera particular, influida por factores históricos, económicos y sociales propios de la metrópoli, generando un impacto significativo en la vida de sus habitantes.

El estudio de la gentrificación en la Ciudad de México es fundamental para comprender las dinámicas urbanas contemporáneas y sus efectos en las poblaciones afectadas. La llegada de capital privado y nuevos residentes de clase media a barrios tradicionalmente habitados por clases trabajadoras provoca una serie de transformaciones que afectan tanto la estructura física de la ciudad como su tejido social. El aumento de los precios de la vivienda, la transformación del comercio local y la alteración de la identidad cultural son sólo algunas de las consecuencias de este proceso, que a menudo genera tensiones y conflictos entre los antiguos y los nuevos habitantes. Comprender estos impactos es esencial para diseñar políticas urbanas que promuevan un desarrollo más inclusivo.

La gentrificación es un proceso urbano complejo que ha ganado prominencia en el estudio de las ciudades contemporáneas. Para comprender su impacto en la Ciudad de México es fundamental establecer una definición clara y explorar sus diversas manifestaciones. La gentrificación, aunque a menudo se presenta como un proceso de mejora urbana, conlleva implicaciones sociales y económicas significativas, especialmente para las clases bajas.

Este término tiene sus raíces en el análisis de los cambios urbanos en Londres durante la década de 1960. La socióloga Ruth Glass acuñó el término en 1964 para describir cómo barrios de clase trabajadora estaban siendo “invadidos” por profesionales de clase media. Este proceso implicaba no sólo un cambio en la demografía del barrio, sino también una transformación en su carácter social y económico. La llegada de nuevos residentes con mayor poder adquisitivo generaba un aumento en los precios de la vivienda y el desplazamiento de los habitantes originales.

Las características clave de la gentrificación incluyen el desplazamiento de residentes de clase trabajadora por nuevos inquilinos de clase media o alta, la rehabilitación o renovación de viviendas e infraestructuras, y el aumento de los precios de suelo y alquileres. Este proceso a menudo está acompañado de cambios en el paisaje urbano, como la apertura de nuevos comercios y servicios dirigidos a un público con mayores ingresos económicos. La gentrificación no implica simplemente un cambio demográfico, sino una reestructuración del espacio urbano que beneficia a ciertos sectores mientras que margina a otros.

Es importante señalar que la gentrificación no es un fenómeno nuevo, aunque su escala y su alcance han aumentado significativamente en las últimas décadas. Existen ejemplos históricos de procesos similares, como la transformación de París en el siglo xix. Aunque este proceso contemporáneo se distingue por su conexión con la globalización, la desregulación económica y las políticas urbanas neoliberales. Estos factores han creado un entorno propicio para la inversión de capital privado en áreas urbanas deterioradas, lo que a su vez ha acelerado el proceso de gentrificación.

Dicha gentrificación también se ha convertido en un tema de debate público y académico, con defensores que argumentan que impulsa el crecimiento económico y mejora la calidad de vida, y críticos que señalan sus efectos negativos en las comunidades vulnerables. El Consejo de Bienes Inmuebles de Nueva York, por ejemplo, argumentó en 1985 que la gentrificación contribuye a la diversidad y a la vitalidad de los barrios. Sin embargo, esta perspectiva ignora a menudo el costo social del desplazamiento y la pérdida de identidad cultural; por lo cual es fundamental analizar la gentrificación desde una perspectiva crítica que tenga en cuenta tanto sus posibles beneficios como sus consecuencias negativas.

La gentrificación en la Ciudad de México no es un fenómeno reciente, sino resultado de una evolución urbana que se ha ido gestando desde el siglo XX. Comprender su contexto histórico es importante para analizar sus manifestaciones actuales y prever sus tendencias a futuro.

El crecimiento económico y la migración interna han sido dos motores fundamentales en la transformación urbana de la Ciudad de México durante el siglo XX. La llegada de personas a los centros urbanos en busca de oportunidades laborales y de una mejor calidad de vida generó una densificación de las zonas urbanas. Este flujo migratorio, impulsado por el desarrollo industrial y comercial de la ciudad, provocó una expansión desordenada y la aparición de asentamientos irregulares en la periferia, mientras que el centro histórico y sus alrededores comenzaron a experimentar cambios significativos en su estructura social y económica. La necesidad de vivienda y servicios básicos para esta creciente población ejerció presión sobre la infraestructura existente y propició la búsqueda de nuevas formas de aprovechamiento del suelo.

La evolución de las políticas urbanas también jugó un papel determinante en la configuración del fenómeno de la gentrificación. Principalmente las políticas de vivienda, que se centraron en la construcción de grandes conjuntos habitacionales en la periferia, buscando dar respuesta a la demanda de alojamiento de la clase trabajadora. Sin embargo, estas políticas no lograron resolver el problema de fondo y, en muchos casos, contribuyeron a la segregación socioespacial. Posteriormente, se implementaron planes de desarrollo urbano que promovieron la inversión privada en la rehabilitación de edificios históricos y en la construcción de nuevos desarrollos inmobiliarios en zonas céntricas, lo que facilitó la llegada de clases medias y altas a barrios que tradicionalmente habían sido habitados por sectores populares.

Es importante destacar que estas políticas urbanas no siempre tuvieron como objetivo explícito la gentrificación, pero sus efectos indirectos contribuyeron a su desarrollo. La falta de una planificación urbana integral y la priorización de los intereses del mercado inmobiliario sobre las necesidades de la población local generaron las condiciones propicias para el desplazamiento de residentes de bajos ingresos, así como la transformación y la apropiación del carácter de los barrios. La lógica capitalista, que prioriza la producción y el consumo, se manifestó en el diseño urbano, favoreciendo a las clases altas y marginando a los sectores populares.

A menudo, este proceso se presenta como una renovación y una mejora de la infraestructura en la ciudad, pero lo que se deja de lado es que no se beneficia a todos por igual. En algunos casos, la inversión se centra en áreas específicas del barrio que son más atractivas para los inversores y los nuevos residentes, dejando de lado a las comunidades más marginadas. Esto genera desigualdades urbanas, perpetúa y aumenta la segregación social.

La gentrificación ya no se limita a los barrios tradicionalmente asociados con este fenómeno, como Roma y Condesa. En la actualidad, se observa una expansión hacia otras áreas de la ciudad, impulsada por diversos factores. Barrios como Doctores y Obrera, que cuentan con un pasado histórico fuerte y una ubicación estratégica, están experimentando un creciente interés por parte de desarrolladores e inversores. Estos barrios ofrecen una combinación atractiva de arquitectura histórica, precios relativamente accesibles y proximidad a zonas consolidadas, lo que los convierte en lugares gentrificables.

El aumento del costo de la vida en estas zonas está empujando a la población más joven y creativa a buscar alternativas en estas áreas emergentes. La presencia de espacios culturales independientes, mercados tradicionales y una fuerte identidad barrial también atrae a nuevos residentes que buscan una experiencia urbana auténtica. Esta afluencia de nuevos habitantes, junto con la inversión en infraestructura y servicios, desencadena un proceso de gentrificación que transforma radicalmente el carácter de estos barrios, haciendo que las clases altas hurten esa identidad barrial para generar tendencias en redes sociales.

Con esto va ligado la digitalización y el auge del trabajo remoto que están permitiendo a personas de mayores ingresos establecerse en áreas antes consideradas periféricas o menos atractivas. Este fenómeno, impulsado por la búsqueda de viviendas más amplias y asequibles, puede generar una presión adicional sobre los precios del suelo y desplazar a los residentes de larga data. La diversificación de las áreas afectadas por la gentrificación plantea nuevos desafíos para las políticas públicas y la necesidad de estrategias adaptadas a las particularidades de cada contexto local.

Cambios en la normativa urbana

La normativa urbana juega un papel fundamental en la configuración del futuro de la gentrificación en la Ciudad de México. Las modificaciones de los planes de desarrollo urbano, los reglamentos de construcción y las políticas de uso de suelo pueden tener un impacto significativo en la disponibilidad de vivienda, la inversión inmobiliaria y la protección de los derechos de los residentes. En los últimos años se han implementado diversas reformas con el objetivo de promover la densificación urbana, facilitar la inversión privada y modernizar la infraestructura, pero es importante analizar críticamente sus posibles consecuencias en términos de gentrificación y desplazamiento.

La flexibilización de las normas de construcción, por ejemplo, puede facilitar la construcción de nuevos edificios de departamentos de lujo, destinados a un mercado de altos ingresos, lo que eleva los precios de la vivienda en la zona y expulsa a los residentes de bajos ingresos. De manera similar, la promoción de proyectos de uso mixto que combinan vivienda, comercio y oficinas puede generar una transformación del tejido urbano que altere la identidad del barrio y desplace a los negocios locales.

Es fundamental que las políticas urbanas se diseñen con una perspectiva social, priorizando la protección de los derechos de los residentes, la promoción de la vivienda asequible y la preservación de la multiculturalidad. La implementación de instrumentos como la zonificación inclusiva, que obliga a los desarrolladores a incluir un porcentaje de vivienda asequible en sus proyectos, y la creación de fondos de vivienda social, destinados a apoyar a las familias de bajos ingresos, pueden contribuir a mitigar los efectos negativos de la gentrificación.

Es necesario fortalecer la participación ciudadana en la toma de decisiones urbanas, garantizando que las voces de los residentes locales sean escuchadas y se tomen en cuenta en el diseño de las políticas públicas. La transparencia en los procesos de planificación y la rendición de cuentas por parte de las autoridades son elementos clave para pavimentar el camino hacia la creación de una ciudad equitativa, donde el desarrollo de los espacios beneficie a todos los usuarios de la ciudad.

Podría interesarte: «Carla Escoffié: Defender la vivienda»

Referencias

Hall, Peter, Ciudades del mañana: historia del urbanismo en el siglo XX, Ediciones del Serbal, 1996.

Isenberg, Andrew, The Nature of Cities/Edited by Andrew C. Isenberg University of Rochester Press. Boydell and Brewer, Rochester, 2006.

Sennett, Richard, Carne y piedra: el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental, Alianza Editorial, 1996.Smith, Neil, La nueva frontera urbana: ciudad revanchista y gentrificación, Traficantes de Sueños, 2012.

Newsletter

Recibe contenidos e información adicional en tu bandeja de entrada.

Jared Genser: Responsabilidad de proteger

La defensa de los derechos humanos y la liberación de presos políticos alrededor del globo han llevado a Jared Genser a trabajar, como abogado...

Elecciones Judiciales