Paula María García Villegas Sánchez Cordero: sobre la justicia


¿De dónde viene, magistrada, y cómo concibe la justicia?

Paula María García Villegas – Soy una persona hipersensible al dolor, sin duda alguna, y a las condiciones asimétricas que veo. Yo puedo percibir la simetría en un expediente cuando llegan a la justicia las partes con mucha, mucha distancia, de muy lejos; ya sé dónde hay una violencia procesal, quién es la parte fuerte, quién está lastimado, quién tiene dolor; quién, por el contrario, está sufriendo un abuso de autoridad, quién abusa de la otra parte. Entonces soy muy, muy, muy sensible. También soy una mujer extremadamente trabajadora, entregada a mis responsabilidades, a quien le gusta servir, a quien le gusta que su personal crezca en términos laborales. Cuando llego a mi límite, me exijo más, y cuando llego a ese más, me vuelvo a exigir más; pero siempre para servir y hacer bien mi trabajo. Tengo una visión de la justicia muy distinta al promedio: soy muy garantista, muy progresista y cercana siempre a las personas justiciables.

¿Cómo concibe el panorama general de la justicia en México?

Paula María García Villegas – Es complejo. La justicia por sí misma es compleja porque siempre a una mitad le gusta lo que hace la justicia, y a la otra no. Ahora, todo cambio constitucional y legal se da porque hay una demanda a la que no se le está dando respuesta desde la institución del Estado mexicano; la reforma sirve para que no se desborde el reclamo social. Otra de las formas en la que cambian y se modifican la Constitución Política y las leyes es cuando se busca el cambio social desde la ley. Por ejemplo, en lo relativo al género: había que cambiar los roles y los estereotipos de género que estaban en las familias y en la sociedad y por eso fue necesario realizar las modificaciones normativas.

El cambio en el caso de la justicia proviene de un reclamo social porque la institución del Estado mexicano no daba respuestas: no era cercana a la gente y la justicia de fondo era una justicia que casi no existía; estaba muy abandonado un sector de la población económicamente débil y socialmente excluido.

Entonces, ¿cómo veo el panorama? En todo el mundo las aguas son turbulentas, no sólo en México, y lo que tenemos que hacer es dar certeza y seguridad jurídica y tranquilizar las cosas para que haya credibilidad. En el sistema de impartición de justicia, ese es el trabajo de las autoridades jurisdiccionales.

¿Cómo combatir a la corrupción dentro del Poder Judicial?

Paula María García Villegas – A nivel federal sí hay, desde luego, faltas de probidad; yo las he tenido en los órganos jurisdiccionales en los que he estado y las he combatido. Pero cuando eso sucede, pareciera que le va peor a la persona que las combate al quitar al elemento que está generando ese problema. Tiene que haber una política de denuncia a la corrupción y que no le vaya mal a quien denuncie: tiene que salir de las filas la persona denunciada, aunque a veces se revierte eso. Eso se puede hacer desde adentro.

He tenido muy pocas personas con falta de probidad, porque la mayoría con las que he estado son personas de bien; pero sí he tenido que combatir algunos actos faltos de probidad. Hay órganos jurisdiccionales en los que ese porcentaje es mayor, como en el último en el que estuve. Ahí la situación era más delicada respecto de otros lugares donde el problema es prácticamente muy pequeño. En contraste, en los juzgados en los que he estado casi no ha habido estos casos de falta de probidad.

Lo que se puede hacer es predicar con el ejemplo; con trabajo de calidad, exhaustivo. Los titulares somos el ejemplo de nuestros colaboradores, a quienes se les tienen que enseñar cuatro cosas: el buen trato entre ellos (para que haya ambientes laborales sanos y compañerismo se necesita un mínimo de decencia); el compromiso con la persona justiciable (tratarla bien, verla a los ojos, entender su problema y servirle, atenderla para que se sienta bienvenida en el órgano jurisdiccional y no con miedo); la lealtad que se le debe a la institución y al sistema impartición de justicia (uno tiene que ser leal a la institución, a su independencia, su objetividad, su imparcialidad, su completitud y su expeditez, en un marco de derechos humanos y con sensibilidad al dolor ajeno para dimensionar las consecuencias de la sentencia), y el valor de la verdad (para un desempeño probo).

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