Por fin llegó el año 2023 y el optimismo da la pauta a los nuevos desafíos en la esfera internacional. Cada inicio de año el ser humano se ve en la necesidad de asumir nuevos retos y oportunidades para promover la prosperidad universal, ya sea mediante nuevos hábitos o nuevas metas que satisfagan sus expectativas. No obstante, la coyuntura internacional enfrenta un grave riesgo por las diversas discrepancias que existen entre algunos Estados, por el abuso de poder de los gobiernos autoritarios, por el desequilibrio de la naturaleza, o bien, por la infodemia que desvirtúa la realidad en cualquier escenario de la vida social
La incertidumbre económica, impulsada por la actual invasión a Ucrania, afecta el desabasto de alimentos y suministros a nivel mundial, ocasionando que la crisis económica sea poco alentadora para los países en vías de desarrollo pues incentiva la migración masiva de sus ciudadanos a los países del hemisferio norte en busca de mejores oportunidades, lo que conlleva una desigualdad social por la falta de acción y prevención de las políticas públicas de índole regional e internacional.
Gobiernos autoritarios
En los últimos años, el autoritarismo ha desafiado a la democracia debido a que los ciudadanos votan por una ideología o por la propuesta de algún candidato que se adapte a su realidad, mas no por un proyecto de nación que los beneficie como sociedad, razón por la cual el nuevo orden global se encamina al fortalecimiento de regímenes autoritarios, en su mayoría populistas, como sucedió recientemente en países latinoamericanos: Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; Gustavo Petro, en Colombia, y Gabriel Boric, en Chile.
Sin embargo, la decadencia de las democracias no es exclusiva de América Latina, sino que también afecta a otras regiones de Europa, como lo demuestra la reciente victoria de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, quien acuñó el lema de Benito Mussolini para su campaña con la frase: “Dios, patria y familia”, o la victoria del ultraconservador Viktor Orbán, en Hungría, por mencionar algunos ejemplos.
No obstante, hay otros países cuya democracia está en riesgo por el incesante ataque a los organismos autónomos. Aun cuando éstos requieren reformas para optimizar su funcionamiento, se opta por fragmentarlos con leyes que incitan a perpetrar el control absoluto del presidente en turno. En este sentido, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha instado a modificar el marco constitucional del Instituto Nacional Electoral como regulador de los procesos electorales para continuar politizando su perfil mesiánico de la Cuarta Transformación de México.
La insatisfacción política ha orillado al mundo a replicar fórmulas del pasado para enfrentar nuevas eventualidades que carecen de una política gubernamental que genere el debate y no el ruido impulsivo. En la actualidad, cualquier política pública debe ser climática y digital, basada en la protección a los derechos humanos y en la cooperación internacional.
Cambio climático
En noviembre del año pasado se llevó a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en su edición 2022, también conocida como COP 27, donde personalidades políticas y ambientalistas se dieron cita en Sharm El-Sheikh, Egipto, para dialogar sobre los avances gubernamentales y acerca del combate al calentamiento global.
Si bien la buena voluntad fue notoria, la actuación de los líderes mundiales dejó mucho que desear pues colapsaron el espacio aéreo de la ciudad, ya que asistieron en jets privados y no en vuelos comerciales, en contraposición de los compromisos para disminuir los gases de efecto invernadero.
Las evidencias son reales, pero la voz de los negacionistas climáticos es más enérgica: el deshielo de los polos es acelerado y ocasionan la alteración de las corrientes marítimas que incrementan el riesgo en el ecosistema global, provocando que las sequías en Medio Oriente y en África se agraven. Mientras tanto, el verano pasado Europa y China sufrieron la peor ola de calor de la que se tenga registro, Al tiempo que Pakistán, país cuya aportación a la contaminación es menor a la media, evidenció la ira de la naturaleza pues un tercio de su territorio quedó bajo el agua. Ese acontecimiento se repitió tras las trágicas inundaciones de 2010. Del cambio climático nadie está exento y conforme pasa el tiempo será más difícil resarcir el daño.
La infodemia se contrapone a la realidad
La revolución tecnológica ha orillado a una transformación digital en la que millones de personas están interconectadas sin importar su ubicación geográfica. Desafortunadamente, en muchos países el desarrollo digital no es proporcional. Sin embargo, eso no es impedimento para evitar que la desinformación cree caos y propicie juicios erróneos entre los usuarios, ya que cientos de millones de personas emiten su opinión con sólo leer el título de un artículo, o bien, emulan a pseudoinfluencers sin conocimiento en la materia, para descontextualizar la realidad y emitir opiniones subjetivas, cuyo único objetivo es incentivar el flujo de usuarios en sus redes sociales, mas no visualizar las controversias que pudiesen generarse.
Por lo tanto, la responsabilidad recae de manera directa en los cibernautas con el fin de que la tecnología sea utilizada como un estímulo de la agenda pública de cada nación para promover los valores universales que tanto aquejan el presente.
Ocho mil millones de habitantes
El 15 de noviembre de 2022 la población mundial alcanzó 8,000 millones de habitantes. Los avances científicos y tecnológicos han ayudado al crecimiento poblacional gracias a la infraestructura del sector de la salud pública. A pesar de lo anterior, el desafío de la comunidad internacional radica en buscar oportunidades con una visión plural para recuperar el bienestar y la justicia social porque la brecha poblacional es más evidente entre ricos y pobres, lo que repercute en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas: erradicar la pobreza extrema y el hambre, promover la igualdad, garantizar el desarrollo sustentable y la protección al medio ambiente, así como combatir enfermedades, entre otros.
Entretanto, la pandemia por Covid-19 orilló a la humanidad a darle prioridad a la salud mental, puesto que el presente es lo único que tenemos. Empero, no sólo agravó las relaciones interpersonales, sino que incentivó las ríspidas interacciones entre los Estados por la desconfianza y el temor de enfrentar eventuales conflictos armados. En ese escenario, en la Organización de las Naciones Unidas es imprescindible que el diálogo sobre la paz sea universal, para que las voces constituyan un eco en las mentes de la sociedad y se adopten acciones que opten por la resolución pacífica de las controversias y por la prevalencia de los derechos humanos.
Llamado a la acción
Sin embargo, no todo es desalentador. En varios países del mundo la ciudadanía ha tomado la iniciativa y se ha apoderado de las calles para manifestar sus inconformidades, lo cual ha repercutido en la toma de decisiones a favor de políticas públicas que benefician a la humanidad. Empresas y organizaciones civiles han contribuido con acciones de impacto positivo para animar a otros a hacer lo propio. Acciones que van desde la reforestación de árboles en lugares inhóspitos o en lejanas reservas naturales, hasta la recolección de plásticos en los océanos y la promoción del reciclaje, y en el ámbito social, desde el reconocimiento de los derechos de la comunidad lgbt+, hasta la protección de los derechos de la mujer y de la niñez, el acceso al aborto legal y seguro, así como a una salud digna, y una mayor empleabilidad de los jóvenes, etcétera.
Los retos son diversos; por eso, en la medida en que persista la inacción de los Estados, la injusticia social seguirá perjudicando a las minorías y se agravará la intersección de las razas. En ese contexto, el ímpetu de los jóvenes logrará una reestructuración interna de los Estados y de todas las instancias internacionales que fomenten la salud democrática y que auspicien un mundo mejor.
¡Por eso el futuro les pertenece a los jóvenes!