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Rodolfo Osorio y Hugo Isaak: Ciudades inteligentes y desarrollo sustentable

El desarrollo tecnológico y científico ha servido para replantear la forma en la que pensamos las ciudades y los espacios en los que nos interrelacionamos a la luz de un futuro sustentable. Las ciudades inteligentes, interconectadas, ya se están generando en México. Rodolfo Osorio y Hugo Isaak, de la Subsecretaría de Asuntos Multilaterales de la Cancillería, nos platicaron de qué se trata esto.


Rodolfo Antonio Osorio de Carrera es director general de Vinculación con las Organizaciones de las Sociedad Civil de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Hugo Isaak Zepeda es coordinador general internacional urbano de la Dirección de Vinculación con las Organizaciones de las Sociedad Civil de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores.


¿Qué son las ciudades inteligentes?

Hugo Isaac: Las ciudades inteligentes son un modelo de investigación basado en un ecosistema digital, que nació desde hace 50 años; es un término que empezó a utilizarse en la elaboración común de laboratorios de ecosistemas digitales y en la aplicación de la tecnología para la ciudadanía; el término anglosajón es smart city. En términos muy sencillos, es un ecosistema digital que permite la interacción de la tecnología con el ser humano.

Rodolfo Osorio: Es un modelo fundamental para los ciudadanos, porque a través de estas ciudades inteligentes se busca que haya espacios públicos donde las personas puedan convivir, tener seguridad, mejores vialidades y mejor transporte, y donde los pasajeros puedan tener la tranquilidad de llegar a sus lugares de trabajo y a sus casas de manera segura.

¿Por qué es importante pensar en promover las ciudades inteligentes?

Rodolfo Osorio: Se estima que para 2050 casi 80 por ciento de las poblaciones del mundo vivirán en núcleos urbanos. Si no se lleva a cabo una planeación de estos espacios habrá un crecimiento muy irregular. Es fundamental pensar en estas ciudades bien organizadas que puedan dignificar la vida de las personas.

Hugo Isaac: En términos urbanos, convivimos y convergemos en una ciudad inteligente de manera cotidiana. Antes de la pandemia, las ciudades funcionaban en torno de un vector en el que convergían el Estado, la academia y los estudiantes. Toda esta convergencia de la sociedad en un solo punto y en un mismo tiempo provocó que durante la contingencia sanitaria se buscaran elementos de separación para que la gente pudiera estar, individualmente, desde la casa, compartiendo y conviviendo, concurriendo con todos los seres humanos en todas sus vertientes. A partir de ese escenario, llegamos a la conclusión, con base en otros fenómenos y en otros efectos que hemos estudiado en otras ciudades, de que debía acelerarse la transición a la ciudad inteligente, para pasar de la urbanidad convencional a la súper ciudad.

Pudimos constatar cómo fueron creándose diversos mecanismos nuevos después de la pandemia: la simbiosis de la tecnología que ya forma parte de nosotros; la posibilidad de moverse a través de una aplicación; el acceso a servicios por medio de distintos recursos digitales; el acceso a la academia a distancia, y los modelos educativos híbridos. Y esta época también se vuelve la era de la nueva gobernanza: los gobiernos abiertos y los gobiernos inteligentes, que permiten esta simbiosis con la ciudad.

Por eso, con base en el trabajo que estamos realizando en la cancillería realizamos análisis de los comportamientos de las ciudades antes, durante y después de la pandemia, en tres secciones: las ciudades muy desarrolladas, las ciudades en proceso de desarrollo y las ciudades segmentadas o rezagadas, todas las cuales transitan su propia ruta hacia la interconexión para crear la súper ciudad, esto es, la ciudad inteligente.

¿Cómo se vincula lo anterior con la era del conocimiento?

Hugo Isaac: El concepto al que te refieres se acuñó a partir de la Cuarta Revolución del Conocimiento, que es la que estamos viviendo ahora. Hay que tomar en cuenta que la era inmediata anterior es la de internet de la década de 1990, cuando la revolución de la tecnología perseguía un mundo globalizado, pero no un mundo interconectado.

En la Cuarta Revolución Industrial del Conocimiento se aplica la ciencia de las demás eras, pero a través del big data. En esta era buscamos interconectar la ciudad y los territorios, con las mejores prácticas, a través del conocimiento.

Llama la atención que este esfuerzo se esté haciendo desde la cancillería. ¿Qué tipo de vínculos presupone la construcción de una sociedad inteligente en la era del conocimiento?

Rodolfo Osorio: Se realiza desde la cancillería porque aquí, en la Subsecretaría de Asuntos Multilaterales, tenemos relación con los grandes organismos, como la ONU, la UNESCO y la ONU Hábitat. Con esta última, cuya asamblea es presidida por la subsecretaria Martha Delgado, desarrollamos temas urbanos. Nuestra labor está enfocada en aplicar toda la red de experiencia y conocimiento que ha desarrollado la ONU Hábitat con la nueva agenda urbana. A través de la relación que tenemos con ellos, la cancillería está aplicando la agenda urbana en relación con los objetivos para el desarrollo sostenible (ODS), por medio de diferentes foros y eventos en los que compartimos buenas prácticas, no sólo en el interior del país, sino también en otras ciudades alrededor del mundo. A partir de esta experiencia podemos desarrollar una agenda de trabajo en beneficio de todos los mexicanos y de todas las ciudades mexicanas.

Hugo Isaac: El ODS 11 —ciudades y comunidades sustentables— nos permite converger en el ámbito internacional a través de la ONU Hábitat.  Pareciera que la Agenda 2030 es un tema de moda, pero evidentemente es un documento que nos exige trabajar en conjunto para erradicar muchos problemas, como la pobreza. Por eso nos vinculamos con las organizaciones de la sociedad civil y trabajamos en conjunto. No obstante, nos hemos cuestionado, con base en el horizonte de la Agenda 2030 y la madurez que está adquiriendo, ¿qué sigue después? A la luz de la nueva agenda urbana, con los mecanismos que estamos implementando y tomando en consideración casos muy específicos de éxito, debemos atender diversas variables hasta 2050, como la calidad de vida, la educación, la salud, la seguridad, el cambio climático, la economía, etcétera

Rodolfo Osorio: El trabajo de las organizaciones sociales es fundamental para desarrollar políticas públicas orientadas a la realidad y a las necesidades de la sociedad. Muchas veces en los gobiernos los funcionarios ocupamos cargos por periodos transitorios, mientras que el trabajo que realizan las organizaciones de la sociedad civil es permanente. Hay organizaciones que han dado seguimiento a un tema determinado desde hace 30 años y su trabajo tiene una cobertura mucho más amplia, incluso en pequeñas comunidades a las que muchas veces el gobierno no puede acceder. Por eso el trabajo que se realiza a través de las organizaciones sociales es fundamental y constituye un complemento muy importante de la labor que lleva a cabo el gobierno.

¿Qué impacto puede tener una ciudad inteligente en la sociedad?

Hugo Isaac. En un principio, depende mucho del involucramiento de gente. Debemos tomar en cuenta que estamos forjando generaciones mucho más fuertes que las anteriores. Una forma como se involucra el proyecto Interconectara la ciudad tiene que ver con la manera en que la sociedad se va transformando con base en la experiencia que va adquiriendo. La sociedad joven es la que puede converger más fácilmente con el conocimiento y con la academia, así como con el gobierno que aunque tiene la responsabilidad resolver los problemas de la ciudad no puede hacerlo solo: los ciudadanos también tienen el deber de involucrarse para crear una ciudad realmente inteligente.

La ciudad inteligente obedece a las condiciones de la economía; por eso se debe vincular a la sociedad civil con la política pública para generar empleos, para realizar transacciones comerciales mucho más óptimas y para implementar mecanismos que se puedan reproducir  en otros lugares. La idea es procurar que la ciudad inteligente aporte información para el análisis de datos, con el objetivo de crear laboratorios en los territorios para verificar que esos datos, respecto de los planes de desarrollo de las distintas localidades, ayuden a resolver problemáticas en el corto plazo y que los territorios que busquen y alcancen la prosperidad lo hagan en tres ejes: la suficiencia alimentaria, la hiperconectividad —es decir, el esqueleto de la digitalización de la tecnología big data— y la prosperidad humana. La sociedad debe entender que  crear una ciudad inteligente implica la convergencia de diversos actores: el gobierno, la academia, la sociedad civil y el sector empresarial.

Rodolfo Osorio: Hay un impacto social positivo en la cotidianidad. Se trata de la proximidad de la ciudad, para que sea accesible y uno no tenga que transportarse durante tres horas, todos los días, para llegar a su trabajo, y luego, de regreso a casa. Esto está directamente relacionado con la calidad de vida. Hay espacios públicos donde debería haber interacción, donde los jóvenes puedan salir después de clases y contar con un lugar digno para la recreación, así como con escuelas bien equipadas. Todo en un radio cercano. Se trata de crear ciudades de proximidad, donde haya hospitales, restaurantes, supermercados y vivienda digna.

En relación con las fases de implementación de las ciudades inteligentes, ¿en cuál se encuentran las diversas urbes de México?

Hugo Isaac: En la fase cero, esto es, en la fase de arranque

Rodolfo Osorio: Cada ciudad posee su propio nivel de desarrollo. Hay ciudades como Querétaro y Guadalajara que ya han avanzado hacia ese objetivo. Las ciudades que apenas están empezando a hacerlo tienen gran oportunidad de avanzar en el camino correcto gracias a las buenas prácticas que otras urbes están compartiendo.

Hugo Isaac: Puebla y Mérida querían volverse smart cities, pero quedaron atrapadas en el proceso. En la Ciudad de México hay un proyecto en Polanco, en Río San Joaquín, que se llama Neuchatel, de una empresa que se ha dedicado en los últimos años al desarrollo de inteligencia artificial, con un programa que se llama The Eye of Mexico, mediante un ojo que mide, a través de sensores, el flujo de vehículos y de personas, así como el ambiente. A las personas que están en ese cuadrante les envía recomendaciones para reducir su nivel de estrés y de cansancio y sugerencias acerca de qué hacer para a mejorar su calidad de vida. Todos estos proyectos los estamos incorporando a una agenda para implementarlos en ciudades en desarrollo, las cuales cada vez son más. Lo que estamos haciendo ahora, desde la fase 0, es interconectarlas. La fase 1 consiste en crear los laboratorios, y fase 2, en implementarlos con data para la mecánica y la optimización de toda la maquinaria necesaria.

Rodolfo Osorio: Finalmente estamos compartiendo las metodologías internacionales, pero mucho depende de la voluntad  política de los gobernantes en turno en las entidades federativas y en las ciudades del país, muchas de las cuales están muy interesadas en el tema, al grado de que ya han hecho alianzas directas con ONU Hábitat para que las asesoren en el desarrollo específico de su territorio.

¿Qué dificultades tecnológicas supone para un gobierno establecer una ciudad inteligente?

Rodolfo Osorio: Más que tecnológicas, son presupuestarias. Aunque debemos hacer más accesible la tecnología, pues tenemos que partir de que todas las personas tengan acceso a internet.

Hugo Isaac: El objetivo del ecosistema digital es hacer más con menos. La idea de la optimización de los recursos es que, sobre los recursos que ya se tienen asignados, el new big data analice los datos y arroje las variables para saber hacia dónde se tiene que optar para el desarrollo. Un ejemplo es la infraestructura con la que cuentan los territorios. Actualmente, entre 40 y 45 por ciento de la población de nuestro país tiene acceso a esta infraestructura  general, esto es, a internet y a otros suministros a través de la tecnología; el 30 por ciento está en el proceso de alcanzar ese objetivo. Tomando en consideración esto creemos que en los próximos 10 años se podrá generar un vínculo de infraestructura real, pero sólo en algunos territorios. México puede ser un ejemplo para América Latina y el Caribe y permear a toda la región con proyectos firmes de súper ciudades.

Además de las ciudades optimistas que se han sumado a este proyecto, a nivel nacional, ¿cómo vislumbra la participación de la ciudadanía?

Rodolfo Osorio: La ciudadanía está muy activa. Hay diferentes grupos de organizaciones sociales que abordan una gran diversidad de temas. Estamos en un punto en que los gobiernos estatales y los gobiernos municipales están entendiendo que éste es el futuro. Se están percatando de que la migración a las ciudades es mayor y que el crecimiento, en este sentido, debe ser organizado con base buenas prácticas. Si no se hace así, resultará en detrimento para toda la ciudadanía.

Hugo Isaac: La ciudad se está volviendo inteligente porque está optimizando todo: creando vida donde no la había, generando territorios donde antes era impensable que los habría. Las manchas urbanas se establecen donde existen los territorios más prósperos, donde habrá más éxodos. Esa es una constante en la historia de la humanidad: toda sociedad siempre va a buscar un territorio próspero para establecerse.

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