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Periodismo jurídico: El poder de contar historias

El ejercicio del periodismo jurídico en México tiene enormes deficiencias que derivan en imprecisiones al momento de compartir información. De igual manera, el gremio jurídico puede mejorar la forma en la que se comunica. Erica Mora y Miguel Carbonell analizan la importancia de saber contar historias y comparten algunos consejos.


Un periodismo que sea capaz de explicar los temas jurídicos

Las sociedades más desarrolladas se rigen por una amplia serie de disposiciones jurídicas que con frecuencia cambian y evolucionan. Muchos de esos cambios son producto de una frenética actividad legislativa, otros se producen por virtud del trabajo de las personas juzgadoras y otros más acontecen por la manera en que cada sociedad entiende el entramado jurídico que aspira a regular la conducta de sus integrantes.

De todo eso debe ser capaz de dar cuenta el periodismo jurídico, para informar sobre cuestiones legales y procedimientos judiciales de manera responsable, precisa y pedagógica. Si nos comparamos con lo que sucede en otros países, veremos que el periodismo jurídico en México tiene muchas áreas de oportunidad y representa un campo fértil de confluencia para el trabajo creativo de abogados y comunicadores.

Dichas áreas de oportunidad podrían ser muy bien aprovechadas considerando algunas de las mejores prácticas para el periodismo legal, entre las que se encuentran al menos las siguientes:

1. Precisión. Los periodistas jurídicos (o los abogados que aspiren a ser comunicadores a través de los medios masivos tradicionales o de las redes sociales) deben esforzarse por lograr la precisión en sus textos y en sus materiales gráficos, mediante la verificación de hechos, el cotejo de información y el uso de fuentes confiables. Es esencial presentar la información de manera precisa y veraz.

2. Comprender los conceptos jurídicos. Quienes ejercen el periodismo jurídico deben tener un sólido dominio de los principios, la terminología y los procesos judiciales para ser capaces de transmitir de manera sencilla asuntos legales que suelen tener un alto grado de complejidad al público en general.

3. Neutralidad e imparcialidad. Los periodistas legales deben mantener la objetividad y evitar la parcialidad en el desarrollo de su tarea. Aunque no siempre sea sencillo, se deben presentar todos los lados de la historia y proporcionar una visión equilibrada de los problemas legales y de los intereses que se encuentran involucrados en un caso concreto. Esa imparcialidad será menos necesaria cuando se adopte el punto de vista de un opinador, aclarando en ese caso esa circunstancia.

4. Claridad y accesibilidad. El periodismo jurídico debe ser claro, conciso y accesible para una amplia gama de lectores. Los conceptos legales complejos deben explicarse en términos simples, sin sacrificar la precisión. No se debe recurrir a la jerga jurídica que tanto gusta a los profesionales del Derecho (incluyendo de manera destacada a los tribunales), sino realizar un esfuerzo para hacerse entender y que la gente aprecie que la narración se refiere a problemas que cualquier persona puede sufrir.

La narrativa de los hechos debe estar enfocada en demostrar el relato, para lo cual se requiere que también sea coherente; es decir, que los hechos seleccionados para contar la historia vayan en la misma dirección.

5. Informes contextuales. El periodismo jurídico debe ser capaz de proporcionar suficiente contexto para ayudar al público interesado a comprender la importancia y las implicaciones de los casos o los desarrollos legales. Esto incluye explicar el marco jurídico aplicable, los precedentes del caso y los hechos que se están analizando. Incluso se puede aportar información sobre la trascendencia política, social o económica de los temas jurídicos abordados.

6. Normas éticas. Los periodistas jurídicos deben adherirse a las pautas éticas y a las normas profesionales en la realización de su trabajo. Esto incluye respetar los derechos a la intimidad y a la vida privada de las personas, evitar incurrir en conflictos de intereses y abstenerse de publicar información falsa o engañosa. El periodismo jurídico debe ser entendido como un servicio a la sociedad, dada la tarea de interés público que lleva a cabo.

7. Verificación de fuentes. Los periodistas jurídicos deben verificar diligentemente sus fuentes y asegurar la credibilidad y la confiabilidad de la información que reportan. Las fuentes anónimas solamente deben usarse cuando sea indispensable y siempre con extrema precaución. Es muy recomendable citar las fuentes siempre que sea pertinente y que no afecte la calidad de la narración periodística.

8. Informes equilibrados. Los periodistas jurídicos deben esforzarse por ofrecer una visión equilibrada de las cuestiones jurídicas solicitando la opinión de todas las partes implicadas, incluidas la fiscalía y la defensa en casos de naturaleza penal, los demandantes y los demandados (en cuestiones civiles, mercantiles o laborales), e incluso el punto de vista de varios expertos jurídicos.

9. Hay materias y temas que se deben tratar con extraordinaria cautela, porque una difusión descuidada puede afectar aspectos de la mayor importancia en la vida de las personas. Por ejemplo, las informaciones sobre procesos judiciales en materia penal requieren un permanente recordatorio sobre la presunción de inocencia, la carga de la prueba y el deber de acreditar la responsabilidad penal en vez de que la persona procesada demuestre su inocencia, como suele afirmarse con gran temeridad en ocasiones. Otra materia muy delicada es la que se refiere al Derecho de familia (procesos de divorcio, demandas de pensiones de alimentos, adopciones, sustracción de niñas, niños y adolescentes, etcétera), que es una materia en la que la información debe respetar escrupulosamente la vida privada y no afectar la identidad de quienes no sean mayores de edad. Los ejemplos podrían multiplicar se. Lo importante es darnos cuenta de que el periodismo jurídico toca ámbitos sensibles en la vida de las personas y en el trabajo de quienes son servidores públicos. 

10. Educación legal continua. Los periodistas legales deben mantenerse actualizados sobre los desarrollos legales, asistir a programas de capacitación jurídica y participar en el aprendizaje continuo para mejorar su comprensión de la ley y los procesos legales.

Estas mejores prácticas pueden contribuir a un periodismo jurídico responsable y preciso en torno de asuntos jurídicos de interés general, de manera que se logre fomentar la comprensión social del Derecho y se incremente la confianza en el sistema legal en su conjunto.

En términos generales, podemos afirmar que el periodismo legal juega un papel indispensable en la promoción de la transparencia gubernamental, la rendición de cuentas de las personas servidoras públicas y la comprensión que tiene la sociedad sobre la ley y el sistema legal en su conjunto.

Ayuda a relacionar un dato, una idea, una escena con una experiencia para que las personas puedan sentirse identificadas con la historia que estamos contando.

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Una abogacía que sepa contar historias

Así como el periodismo jurídico tiene áreas de oportunidad como las que acabamos de enunciar, también el ejercicio del Derecho se puede beneficiar mucho de la forma de trabajar de los comunicadores. En particular, consideramos que el periodismo puede nutrir y enriquecer la forma desde la cual en la abogacía se cuentan historias.

Recordemos que el Derecho tiene una dimensión comunicativa, por un lado, pero que además, en buena medida, el trabajo de los profesionales del Derecho consiste precisamente en saber contar historias, construyendo buenas teorías del caso, articulando argumentos precisos, sabiendo presentar alegatos para destacar los puntos fuertes a favor de nuestros clientes, etcétera. Para que desde la abogacía se sepan contar mejores historias recomendamos tener en cuenta los siguientes aspectos.

Para contar historias lo más importante es tener curiosidad, esa necesidad de encontrar explicaciones o respuestas, pensar las cosas en términos de un proceso, no como algo aislado sino como un hecho dentro de un contexto, del cual importa saber cuáles fueron sus causas y cuáles son sus consecuencias.

Las historias que se cuentan desde la abogacía son historias de no ficción, hechos que sucedieron y de los que se necesita tener una verdad jurídica que permita resolver un caso. En cada expediente, en cada asunto, está inmersa la vida de una persona, de una familia o de una empresa.

Muchas veces esas historias se pierden en el lenguaje estructurado del Derecho y las leyes, los tecnicismos, la formalidad y la abstracción. Pero en esa estructura del Derecho la abogacía no puede ni debe olvidar que la capacidad de contar historias influye en alguna medida en el resultado de los juicios o en el rumbo procesal que sigan. Una buena historia suele ser consecuencia de una defensa adecuada, ética, novedosa y creativa.

Trabajar la preparación del proyecto de la historia que se va a contar es tan importante como llevarlo a cabo. Pensar qué se quiere contar y desde qué enfoque se hará la narración, por ejemplo. No van a contar la misma historia desde la óptica de la fiscalía o desde lo que puede aportar la parte defensora o incluso lo que deben señalar los asesores jurídicos. Entender el papel que juega cada parte les permitirá contar con elementos para decidir qué formato es mejor para contar su historia y adaptar el mensaje dependiendo del público al que va dirigido.

Una vez que se define el tema y la historia que se quiere contar, es importante identificar con qué material se cuenta, lo que permitirá ver qué elementos faltan y  trazar una ruta de recolección de datos para encontrarlos o allegarse de ese contenido a través de la investigación documental, de búsquedas digitales, de peritajes, de videos o de testimoniales. Asimismo, en los casos que lo requieran, se pueden hacer entrevistas directas (interrogatorios), en las que es muy importante formular las  preguntas pertinentes para guiar la conversación, pormenorizar algunos detalles, adoptar siempre una escucha activa y hacerlo además sin perder de vista el objetivo de esa interlocución.

El periodismo legal juega un papel indispensable en la promoción de la transparencia gubernamental, la rendición de cuentas de las personas servidoras públicas y la comprensión que tiene la sociedad sobre la ley y el sistema legal en su conjunto.

Una de las cosas más valiosas de contar historias reales es que seamos capaces de analizar los hechos concretos, porque eso será el punto de partida de nuestra historia, y para eso será importante ser selectivos con esos hechos, depurarlos correctamente. Hay que identificar los que añadan credibilidad y contundencia al relato y a la narrativa de la presentación.

La narrativa de los hechos debe estar enfocada en demostrar el relato, para lo cual se requiere que también sea coherente; es decir, que los hechos seleccionados para contar la historia vayan en la misma dirección. Por ejemplo, que las ideas que se aporten en la prueba testimonial sean congruentes con los datos recabados en la investigación documental o de campo.

No olvidemos que en la presentación del relato menos es más. La relatoría de los hechos debe ser simple y clara, porque de eso dependerá en buena medida la credibilidad de la historia y, en consecuencia, la posible capacidad de persuadir al interlocutor, ya sea una persona juzgadora, una autoridad administrativa, un colega abogado o un cliente. 

En resumen, ninguna historia que haya trascendido se ha contado sin una buena selección de los hechos. Depuren, prioricen aquellos que sean relevantes para sostener su historia, la litis o la teoría del caso. 

Ayuda a relacionar un dato, una idea, una escena con una experiencia para que las personas puedan sentirse identificadas con la historia que estamos contando, pero no se debe olvidar que esos hechos que vamos a incluir en la narrativa deben ser susceptibles de ser probados a través de los medios que permite la ley. Si no los pueden probar, no los incluyan.

Consejos generales para contar historias

1. Definir quién. No hay historia sin personajes. Identificar a los personajes involucrados, a los sujetos activos, que serán esenciales en la trama de la narrativa. 

2. Aproximarse al territorio. Constituye la geografía en la que se mueven los personajes de la historia. Describir la escena de los hechos, es decir, dónde estaba cada personaje involucrado, qué hizo en cada momento. Se trata de ilustrar lo que en la teoría del caso se conoce como mecánica de los hechos, incluyendo una línea de tiempo coherente de cada hecho narrado y su ubicación geográfica.

3. Identificar el conflicto que subyace en la historia. Cuando se narra una historia, casi siempre hay un conflicto que necesita ser explicado. Para que una historia mantenga su profundidad es necesario que revele el choque de necesidades y de intereses que confluyen en su seno. Aquí se responde principalmente a dos preguntas: por qué y para qué, es decir, la razón o la causa que llevó a una persona a tomar una acción, así como el objetivo o la finalidad perseguida.

4. Encontrar nuevas formas de contar el tema. Este es un consejo que apela a la originalidad y a la creatividad, especialmente si se trata de una historia que involucra a personas en condiciones de vulnerabilidad. Debemos tener mucho cuidado de no revictimizar. Hacerlo con un lenguaje incluyente, sin estereotipos ni prejuicios. Parafraseando un discurso de la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández, es importante que al contar historias desde la abogacía “desafíen al Derecho a ser más justo y reten al sistema que invisibiliza y frecuentemente ignora los derechos de los más desaventajados”.

5. La experiencia del otro. La empatía por la vivencia y las experiencias de los otros son elementos indispensables para la elaboración de una historia. Es importante recordar que detrás de cada expediente hay una historia de vida. Lo que no se nombra no existe. 

Las sentencias de las personas juzgadoras son transformadoras en buena medida, porque son reflejo de la sociedad que lleva esos asuntos hasta su conocimiento. A través de esos juicios se va dotando de contenido a los derechos, pero siempre considerando que esos juicios son protagonizados por personas, a su vez portadoras de historias que merecen ser contadas.

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