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¿Inclusión?

Las sociedades llevan más de cien años alejándose del momento en el que se consideraba a la homosexualidad como una enfermedad mental –condenada incluso a la muerte–, y transitando a uno donde ahora lo que se castiga es la homofobia y se reconocen los derechos de las personas de la disidencia sexual. Sin embargo, la identidad no ha dejado de verse como un problema o una desviación. Michelle Gibson reflexiona sobre cómo se está dando la “inclusión” antes de celebrar.


Son prolongados los periodos tiempo entre los acontecimientos a favor de los derechos identitarios de las personas; cada victoria para la comunidad de la diversidad sexual y sus aliados ha costado vidas: no podemos dar ni un paso hacia atrás, ni esperar cientos de años más para poder vivir en sociedades donde se respeten y garanticen totalmente los derechos humanos de todas las personas.

El concepto “homofobia” fue introducido por el psicólogo estadounidense George Weinberg en 1972; fue utilizado como medio para cuestionar el hecho de que la homosexualidad era una enfermedad mental. Weiberg la definió como el temor de estar cerca de las personas homosexuales. Hoy día el concepto responsabiliza más a quienes adoptan esta postura y la entendemos en un sentido más amplio. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México la define como el “rechazo, discriminación, invisibilización, burlas y otras formas de violencia basadas en prejuicios, estereotipos y estigmas hacia la homosexualidad o hacia las personas con orientación o preferencia homosexual, o que son percibidas como tales”.1 La homofobia tuvo como producto que la homosexulidad fuera tipificada como un delito.

El término nos permite abordar un análisis sobre lo que sucede en las sociedades en cuanto a la garantía de los derechos de las personas de la disidencia sexual, pero es bastante joven comparado con toda la historia que hubo en cuanto a la homofobia. 

En México la homosexualidad se despenalizó desde 1871. Pero no fue hasta la reforma constitucional de 2011 cuando se hizo explícita la prohibición de la discriminación basada en la preferencia sexual. Sin embargo, aún se presentan actos de discriminación por parte de las instituciones y de la sociedad civil. 

En este territorio se han reconocido las uniones del mismo sexo-género sólo en siete estados; el primero fue Campeche en 2013; Ciudad de México fue la primera en hacerlo en 2010, paralelamente a la adopción por parte de parejas del mismo sexo, la cual se permite tan sólo en 10 estados. El cambio de nombre y sexo registral sin necesidad de permiso judicial ni cirugías es legal sólo en seis estados; el primero también fue Ciudad de México en 2015.

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Este año, Puebla se convirtió en el noveno estado del país en prohibir y sancionar las terapias de conversión sexual, que son consideradas por el experto independiente de la Organización de las Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal Borloz, como equivalentes a la tortura y a otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. Las sanciones que se aplican en cada uno de estos nueve estados son diferentes y van desde multas y trabajo comunitario hasta cinco años de prisión.2 

El concepto “homofobia” fue introducido por el psicólogo estadounidense George Weinberg en 1972; fue utilizado como medio para cuestionar el hecho de que la homosexualidad era una enfermedad mental.

En 2016 México fue la segunda nación con mayor índice de crímenes por homofobia después de Brasil, según Gloria Careaga, investigadora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Careaga afirma que a pesar de que no hay cifras actualizadas, organizaciones de la sociedad civil han corroborado que de 1996 a 2015 en el país se registraron por lo menos 1,218 homicidios por homofobia. Además, hay que considerar que por cada caso reportado hay tres o cuatro más que no se denuncian.3 De acuerdo con la Fundación Arcoiris, entre mayo de 2020 y abril de 2021 hubo 87 crímenes contra personas LGBTTTI+, 47 por ciento de los cuales han sido contra mujeres trans.4

Sólo hasta 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales, y hasta 2018 retiró la transexualidad de esta lista.

El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho de toda persona al más alto nivel de salud física y mental, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, dijo: “La comprensión correcta de los principios fundamentales de los derechos humanos, así como de las normas existentes en esta materia, conducen al inevitable reconocimiento de los derechos sexuales como derechos humanos. Entre ellos, figura el derecho de toda persona a expresar su orientación sexual, teniendo debidamente en cuenta el bienestar y los derechos de los otros, sin temor a persecuciones, privación de libertad o injerencia social”. Lamentablemente, la realidad es contraria a lo que aspiran los derechos humanos. Hay países que incluso tienen prohibido que las parejas del mismo sexo hagan donaciones de sangre, y existen ocho países que incluyen en su legislación la condena a muerte por este motivo.

Que los estados no reconozcan las relaciones de todas las personas, incluidas las personas de la diversidad sexual, que no den el mismo valor y los mismos derechos que a las personas heterosexuales, contribuye a mantener vivo el estigma y a fomentar sociedades que exhiben altos niveles de homofobia.

Un cuestionamiento resulta inminente en estos momentos: ¿qué proyecto queremos seguir empujando? ¿Queremos ser parte del Estado que nos ha criminalizado, cuando ha sido históricamente uno de los principales agentes represores de la disidencia sexual? En Estados Unidos existía una norma conocida como Don’t ask, don’t tell (No preguntes, no lo cuentes). Esta ley establecía la expulsión de cualquier militar en servicio cuya homosexualidad se hiciera pública. ¿Celebramos que ya hay cuerpos militares de personas homosexuales desplegados en territorios del sur global por petróleo?

El mes pasado se conmemoró y festejó nuestra existencia, pero el día ha sido adoptado por los medios de producción y de comunicación para convertir a las disidencias sexuales en objetos y sujetos de consumo, encuadrándolas en el régimen heterosexual.

Audre Lorde, escritora feminista afroestadounidense, dijo: “las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo”. En un país como México, que desaparece, ejecuta, tiene más de 90,000 personas desaparecidas, donde el Estado está presente en las graves violaciones a los derechos humanos, desplegar policías trans no va a resolver la grave crisis que atravesamos. La representación como proyecto político ha sido una pantalla que simula inclusión, pero no transforma estructuralmente en pro de una construcción de todas las identidades como vidas dignas. 

El mes pasado se conmemoró y festejó nuestra existencia, pero el día ha sido adoptado por los medios de producción y de comunicación para convertir a las disidencias sexuales en objetos y sujetos de consumo, encuadrándolas en el régimen heterosexual. El eslogan “Love is love” (Amor es amor) es un producto de consumo que busca incluir en la productividad del Estado a las disidencias, pero no es un posicionamiento en contra de los crímenes de odio hacia nosotros. Para la filósofa feminista argentina, María Lugones, esto es abonar a la construcción del sujeto nacional heterosexual, que funge como pilar de la propiedad privada y guardián de los valores de la familia tradicional y para sumar identidades inteligibles a las lógicas del heterocapitalismo.5

  1. Conapred, Glosario de la diversidad sexual, de género y características sexuales, 2016.[]
  2. Oficial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, 2020. Véase https://www.ohchr.org/es/stories/2020/07/conversion-therapy-can-amount-torture-and-should-be-banned-says-un-expert.[]
  3. David Orgaz, “México, segundo país con más violencia por homofobia”, Aristegui Noticias, 2015. Véase https://aristeguinoticias.com/1705/mexico/mexico-segundo-pais-con-mas-violencia-por-homofobia/.[]
  4. Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT. Véase http://www.fundacionarcoiris.org.mx/agresiones/panel.[]
  5. María Lugones, Heterosexualismo y el sistema colonial/moderno de género, 2007.[]

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