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¡PAS!

Dicha al hilo, casi cualquier palabra puede salirse de su significado. 

Inténtalo. Di significado. ¿No sientes que la lengua, segura al inicio, deambula de pronto entre los dientes y el paladar y se pregunta qué está diciendo, si lo que está diciendo alguna vez dijo algo o si el verdadero significado está en que no significa nada? 

He descubierto que este ejercicio no es tan útil (y qué bueno) cuando se trata de monosílabos. El sigue siendo sí o sí, sin importar las veces que se repita. No es no. Ser es. 

O paz. En múltiples foros, discursos, bocas, manos, banderas, mítines, marchas, pancartas y mantas la hemos y escuchado seguimos escuchándola. Y aun así, dicha tan al hilo, sigue significando lo mismo: paz. Ausencia de conflicto, equilibrio, estabilidad. 

La buscamos, elucubramos alrededor de ella, la imaginamos como algo que algún día, que quizás a nuestros hijos, que ya pronto, que no es tan difícil, all you need is love.

Pero la verdad es que no hemos alcanzado la paz más allá de la repetición de su palabra y su iconografía de palomas y olivos. La culpa, me parece, es de la onomatopeya: paz, ¡pas! Como un golpe. 

Y la Historia lo sabe. 

Cuando Gerónimo, líder de los Chiricahua Apache, quiso que el acoso del gobierno de Estados Unidos se detuviera y su pueblo viviera la paz, entregó su carabina a las manos crispadas del general George Crook y dijo: “Ahora me rindo y eso es todo”. Eso es todo. ¡Paz! 

Luego, y de tanto repetirse que lo que estaba haciendo era buscar la paz, el gobierno estadounidense decidió seguir con su ¡pas! y su campaña de genocidio contra las naciones indígenas. Gerónimo murió en la reservación de San Carlos, con hambre y enfermo. Eso fue todo.

No creo que la solución esté en buscar otra palabra, sino en no permitir que de tanto decirla su ruido primordial nos haga preguntarnos si alguna vez la paz significó algo.

Que el ¡pas! de la paz no signifique una sucesión de golpes bélicos, como en la mentira de la Pax americana.

Sino ¡paz!, como un portazo contundente.

Y que eso, el eco, lo sea todo. 

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