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Fernanda Rodríguez y Liliana Gutiérrez: Notariado y sociedad

Liliana Gutiérrez Robles y María Fernanda Rodríguez Diez son notarias de la Ciudad de México. Desde sus particulares experiencias tanto en la formación como en la práctica del notariado, lo que ha significado en su vidas haber incursionado en el gremio notarial. En la entrevista se asoman temas que transversalizan su experiencia, como la maternidad y el compromiso con sus vidas privadas.


Liliana Gutiérrez Robles es la Notaria 44 de la Ciudad de México. Egresó de la Escuela Libre de Derecho, donde es profesora titular por oposición de la cátedra Acto Jurídico y Bienes.

María Fernanda Rodríguez Diez es la Notaria 16 de la Ciudad de México. Cursó sus estudios de licenciatura en la Universidad Panamericana.


¿Qué significó en su vida la preparación para presentar exámenes de aspirante y oposición?  

Fernanda Rodríguez: Primero que nada, tomar la decisión de seguir efectivamente por este camino del notariado. Creo que es una decisión que no se puede tomar a la ligera. Y si de verdad tienes la intención de seguir por este camino, lo primero que hay que hacer es tomar la decisión y tomarla muy en serio porque, indudablemente, como cualquier proyecto ambicioso, llegar a ser notario implica mucho trabajo personal, muchas horas de estudio, muchas horas de esfuerzo y, sobre todo, saber que una vez que logras la meta del examen y llegas a ser notario, el trabajo apenas comienza.

Liliana Gutiérrez: Para mí fue un proyecto de vida y profesional. Creo que, como decía Fernanda, es una decisión que implica cambiar todos los aspectos de tu vida con el propósito de que puedas hacer lo necesario para llegar a la meta. Es un proceso en el que esa decisión implica aceptar que hay muchos factores que no están bajo nuestro control y que no los podemos cambiar; que hay mucha gente, muy capaz, que está peleando por la misma meta y por el mismo sueño, y asumir ese compromiso con el estudio es un factor determinante para tomar la decisión. 

Imagino que en su vida familiar tomar esa decisión también tuvo algunas repercusiones…

Fernanda Rodríguez: En mi caso ha significado un gran reto, principalmente porque mi esposo también es aspirante a notario. Cuando nos casamos, ambos ya éramos aspirantes; entonces sabíamos que construir una familia, un matrimonio, alrededor de esa meta, iba a ser un trabajo complicado, por decir lo menos, con muchísimos desafíos.

Afortunadamente teníamos, tenemos y siempre hemos tenido muchísimo apoyo mutuo; pero sabíamos que iba a implicar una organización rigurosa y muchísimo apoyo mutuo. 

También está el tema familiar desde el punto de vista de los hijos. Nosotros retrasamos mucho tiempo la llegada de nuestros hijos, hasta que hubo un momento en el que decidimos ya no retrasarla más, porque, como dijo Liliana hace un momento, hay muchos factores que dependen de uno, pero hay muchos otros que no. Y esto lo tenemos que entender para no sacrificar todo aquello que uno quiera hacer en relación con su vida personal y familiar.

Pienso que cualquier mujer que pretenda dedicarse a la familia, lo mismo que cualquier hombre, y a la vez ser exitosos en su profesión, tienen que aprender a equilibrar todos los aspectos de su vida, y esa parte siempre es muy compleja, no sólo para las mujeres, sino también para los hombres que pretenden dedicarse a la familia, porque hoy por hoy los roles de género que antes conocíamos se han desdibujado y hombres y mujeres cada vez son más participativos, tanto en la parte profesional como en la parte familiar, lo cual indudablemente implica una labor de logística, un reto de optimización del tiempo. Cuando tienes hijos, te das cuenta de que antes disponías de muchísimo tiempo y no lo aprovechabas y ahora debes distribuirlo de manera muy distinta a como estabas acostumbrado a hacerlo antes. Ese es un reto importante, pero se puede lograr con el apoyo de las personas que conforman la familia. Creo que lo más importante es que todos los miembros de la familia tengan muy claro su objetivo.

Liliana Gutiérrez: Creo que lo que dice Fernanda es muy importante. Hay de dos: lo haces solo o lo haces acompañado. Hay notarios que lo han hecho en el camino de la soledad, pues nunca se casaron ni tuvieron hijos y pusieron en pausa todos los aspectos de su vida personal para llegar a la meta que se propusieron. Por otro lado estamos los que preferimos no andar solos el camino, lo cual implica, como decía Fernanda, una serie de complicaciones. En su caso, con dos hijos sí fue muy difícil. En mi caso, la decisión de no poner en pausa mi vida personal y de casarme un día antes de presentarme al examen de aspirante se basó en mi convicción de que mi vida personal era complementaria de mi vida profesional. No debía sacrificar a mi familia sólo para llegar a ser notario. Creo que también me motivó el hecho de que tenía un proyecto personal. Tenía algo más que simplemente una ambición profesional y, por lo mismo, me sentía muy comprometida con mi familia, la cual me ayudó a conseguir mis objetivos. Una se siente mucho más comprometida con dar un resultado por todo el tiempo que se sacrifica a la familia. Creo que más que un lastre, la presencia de la familia es una motivación vital. 

El notariado tiene una gran responsabilidad social con la ciudadanía, pues realmente la labor del notario se refleja en la prevención de problemas.

¿Qué función social desempeña el notario en la actualidad?

Fernanda Rodríguez: Pienso que la función social del notario, aunque se ha venido transformando de fondo a través del tiempo, siempre ha sido una función de apoyo a la comunidad, no sólo en el aspecto jurídico, sino también respecto de la asesoría y la certeza que proporciona. Francamente, considero que el apoyo que se brinda a los grupos en estado de vulnerabilidad, de los que cada vez se habla más y cada vez se tiene más sensibilidad y más conciencia de su existencia, pues necesitan un empuje, un apoyo adicional, es muy relevante.

Liliana Gutiérrez: Yo creo que el notariado tiene una gran responsabilidad social con la ciudadanía, pues realmente la labor del notario se refleja en la prevención de problemas. Las personas llegan a la notaría ya sea antes de que tengan un problema encima, con el objeto de prevenirlo, o después de que éste ya es un asunto concreto. Y nuestra labor es tratar de resolverlo, de manera preventiva, si es posible; si no, cuando el problema se ha presentado, debemos atenderlo de la mejor forma posible, para lo cual existe una capacitación constante de los notarios, pues tienen que estar bien preparados.

Afortunadamente, en el Derecho todo tiene una solución. Hay unos problemas más complicados que otros, pero finalmente todos tienen solución. Mientras más temprano se diagnostiquen y se ataquen, creo que es más factible que podamos resolverlos. Realmente creo que la labor notarial es invaluable, sobre todo para las personas de escasos recursos. 

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¿El notario debería de tener una preparación, además de jurídica, de otras disciplinas? Por ejemplo, actualmente se habla mucho de los medios alternativos de solución de controversias. ¿El notario debería incursionar en esos recursos?

Fernanda Rodríguez: Más que deber incursionar en esos recursos, creo que de manera natural hacia allá vamos. Existe una importante cantidad de notarios que ya se han certificado como mediadores y han aprobado las certificaciones y los cursos indispensables para ser mediadores. Finalmente hacia allá vamos: la ley reconoce al notario como un árbitro, como una persona que puede mediar en la solución de diversos conflictos, de modo que, más allá de que sea un deber hacerlo, tiene que prepararse para desempeñar la labor que realiza día con día. 

Liliana Gutiérrez: Yo creo que, naturalmente, el notario está llamado a mediar, justo para tratar de resolver una controversia en los mejores términos posibles y evitar un conflicto mayor entre las partes en disputa. La formalidad de los mediadores certificados y el hecho de que esa mediación tenga cada vez mayor fuerza vinculativa demuestran que ya estamos en el camino: el notario realiza de facto funciones de mediación. 

No basta con saber todo; tampoco basta con enarbolar un fuerte carácter ético sin estudiar. También es necesario tener una gran tolerancia a la frustración para enfrentar los factores que no dependen de nosotros.

¿Cómo auxilia el notario a la autoridad en la función pública?

Fernanda Rodríguez: La realidad es que eso es algo de lo que se habla poco. A  no ser que se aborde discretamente en el interior del notariado, la ciudadanía conoce poco respecto de la gran responsabilidad que la administración le endosa a los notarios. 

Los notarios realizan una gran descarga en materia de prevención de lavado de dinero, así como en materia fiscal, para la administración. Como recaudadores, también llevan a cabo hay una gran descarga en materia de beneficiario controlador, que tan de moda está. En fin, los notarios son auxiliares indispensables en la administración de justicia, en la mediación de controversias formales. En síntesis, sin duda, la administración pública descarga una gran cantidad de responsabilidades en el notariado y confía plenamente en esta gran figura para llevar a cabo sus funciones.

Liliana Gutiérrez: Yo también creo que hay una gran cantidad de trabajo que tenemos a nuestro cargo los notarios. Principalmente, el control de legalidad en muchas operaciones que realizamos, es decir, la autentificación de la voluntad de los particulares para el otorgamiento de un acto jurídico. Asimismo, la producción de avisos y la integración de expedientes en materia de antilavado, de beneficiario controlador, de regularización territorial, de condominios. Gran parte de nuestra labor consiste en integrar documentos, expedientes e información para transmitirla a la autoridad a través de avisos e, inclusive, conservarla en los archivos de la notaría e integrarla a los apéndices y a los testimonios. Se trata de una cantidad de información que debemos tener a la disposición de la autoridad en caso de que la requiera. Si no la requiere, de todos modos debemos tenerla lista. 

Es importante concientizar a la autoridad acerca de los cambios que requiere la legislación para resolver problemas mayores. Esa información también servirá para diagnosticar problemas y para que la autoridad pueda ofrecer mejores soluciones.

¿Cuáles son los retos del notario en la actualidad?

Liliana Gutiérrez: El primer reto que tiene el notariado, al igual que todas las instituciones en el Derecho y ajenas al Derecho, es estar al día. Creo que las tecnologías, más a partir de la pandemia, nos abrieron los ojos ante la necesidad de utilizar más herramientas digitales en el desempeño de nuestras profesiones, de nuestras tareas domésticas, de nuestra organización personal. Existen muchas herramientas con las que el notariado de la Ciudad de México ha tratado de mantenerse a la vanguardia, pues el reto es no rezagarnos.

El notario está llamado a mediar, justo para tratar de resolver una controversia en los mejores términos posibles y evitar un conflicto mayor entre las partes en disputa.

La labor del notario seguirá siendo personal, en la medida en que atiende a un individuo que necesita ser escuchado y diagnostica su problema ofreciéndole una solución. Las herramientas digitales las hemos identificado en el caso de los médicos, cuyas consultas por medios electrónicos son muy cómodas, pero el diagnóstico y el tratamiento correspondientes no pueden proporcionarse por medios remotos. Ésta es una buena analogía en relación con el papel del notario, pues éste puede diagnosticar muchas situaciones a través de los medios electrónicos y platicar con la gente, pero eso no es capaz sustituir la labor de asesoría personalizada, la cual no pueda ser reemplazada por ninguna herramienta. A final de cuentas, esa herramienta no atiende la sensibilidad de los conflictos humanos, ya que en realidad éstos no se pueden dirimir mediante un instrumento tecnológico.

Fernanda Rodríguez: Coincido con Liliana. Creo que nuestro principal reto es adaptar la prestación del servicio notarial a las nuevas generaciones con base en las nuevas tecnologías, a modo de herramienta. Evidentemente, la realidad se ha transformado muchísimo, sobre todo con las nuevas generaciones, lo mismo que con la inmediatez que se espera de la prestación de un servicio. Creo que, además del gremio notarial, los abogados también son muy conservadores y escépticos en relación con el uso de las nuevas tecnologías o de novedosas herramientas digitales. El gran reto en la actualidad consiste en cambiar nuestra mentalidad para entender que las herramientas, más que desplazar el servicio que se presta —porque es imposible que este servicio sea desplazado por esas herramientas, pues no fueron diseñadas con ese objetivo—, hay que aprovecharlas, utilizarlas para optimizar nuestras tareas cotidianas.

¿Qué consejo darían a los abogados y a las abogadas que están preparándose para presentar exámenes con el fin de ser notarios? 

Fernanda Rodríguez: Es muy difícil dar algún consejo para todos. Pienso que a cada persona le funcionan recomendaciones distintas; sin embargo, hay algo que sí puede generalizarse: la preparación para ser un buen notario debe ser absolutamente integral; por una parte, mucho estudio y mucha preparación académica y técnica; por otra parte, preparación personal y emocional y mucho apoyo familiar. Ya puse énfasis —cuando hablábamos acerca de la familia— en la importancia de lograr un equilibrio entre las metas profesionales y la atención de las cuestiones de vida personales.

El reconocimiento de nuestra imperfección, nos ayuda a identificar nuestras limitaciones, a trabajar sobre ellas y a tratar de superarlas. Justamente en este momento comienza todo para nosotras, pues nuestro nuevo ejercicio profesional constituye el inicio de un camino mucho más complicado que el que nos trajo hasta aquí. 

Liliana Gutiérrez: Yo, a diferencia de Fernanda, nunca logré el equilibrio perfecto. Pasa, y es muy común, que mientras más estudias, menos trabajas, y mientras más trabajas, menos estudias. El mensaje que quisiera dar a abogadas y abogados es que nuestra labor constituye una vocación y que tener vocación implica mucho estudio, mucho trabajo y mucho sacrificio, lo que debería motivarlos a aspirar a la excelencia, tanto académica como ética y profesional.

No basta con saber todo; tampoco basta con enarbolar un fuerte carácter ético sin estudiar. También es necesario tener una gran tolerancia a la frustración para enfrentar los factores que no dependen de nosotros. La tolerancia a la frustración nos vuelve mucho más humildes. Todos somos seres humanos y no hay una sola persona perfecta en el mundo. En ese sentido, el reconocimiento de nuestra imperfección, nos ayuda a identificar nuestras limitaciones, a trabajar sobre ellas y a tratar de superarlas. Justamente en este momento comienza todo para nosotras, pues nuestro nuevo ejercicio profesional constituye el inicio de un camino mucho más complicado que el que nos trajo hasta aquí.

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