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Jesús E. Maldonado y Luis J. Calderón: Mediación privada en el Estado de México

En el marco de la entrega de certificados para 136 personas mediadoras privadas en el Estado de México, conversamos con Jesús Estrada Maldonado, mediador 32, y con Luis Javier Calderón, mediador 15, sobre lo que significa la llegada de la institución de la mediación privada a la entidad.


Luis Javier Calderón es mediador privado en el Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Ciudad de México. Es socio de Acierta, Solución de Controversias, S. C., y profesor universitario.

Jesús Estrada Maldonado es licenciado en Derecho y socio de House Protect Legal Services.


¿Por qué llega la mediación privada hasta 2023 en el Estado de México: ¿no es muy tarde para empezar?

De ninguna manera, siempre hay que estar atento al ejercicio de la soberanía de cada entidad. En el Estado de México llega en un momento en el que la institución comienza a tener mayor reconocimiento. Estamos convencidos de que influirá en la economía y en las familias.

¿La mediación sustituirá o competirá con la labor que realizan los jueces?

Aunque hay que reconocer que la capacidad de procesamiento de las estructuras oficiales es insuficiente, nosotros vamos a fungir como auxiliares en el acceso a la justicia, sin impedimentos de calendario ni de medios de comunicación. Siempre habrá un mediador o una mediadora al servicio de la gente. En ese sentido, no somos sustitutos sino complementos de la función judicial.

¿Qué significa la mediación en términos de acceso a la justicia?

Consideramos la mediación como un vehículo de transformación de la sociedad en su conjunto, dejando atrás un enfoque paternalista y devolviendo a cada individuo la responsabilidad en sus actos y de las consecuencias que conllevan esos actos; máxime que en cada convenio se modelan los distintos escenarios de la interacción entre los mediados, lo cual implica que todo tenga la información perfecta y simétrica para llegar a acuerdos entre pares que deben ser honrados en sus propios términos. 

¿Existe un límite para lo que podrán hacer las personas a través de la mediación privada?

Así es, aunque antes de responder a esa pregunta quisiera hablar de la solicitud que nos ha hecho el Poder Judicial del Estado de México: honrar la confianza de la gente, que depositó en cada uno de nosotros como primera generación de mediadores privados.

Con eso en mente, nos encomendaron otra cosa: imaginar lo imposible, esto es, hacer lo necesario para que la gente conozca y reconozca la mediación, siempre teniendo como límite el respeto a los derechos humanos, la legalidad y orientar el servicio al usuario, y generar confianza en la población y, lo particular, en las empresas y en las familias mexiquenses.

Aunque hay que añadir que, de entrada, podemos atender controversias que derivan de las relaciones familiares, incluidos los temas de pensiones alimenticias, integración familiar, régimen de visitas, guarda y custodia. Entre las cuestiones civiles, podemos atender de manera preventiva y correctiva los asuntos de arrendamiento, contratos de cualquier índole, incluidos los que implican transmisión de dinero o de habilitación, avío o arrendamiento financiero para empresas.

¿Por qué las personas deberían acudir con ustedes antes de considerar embarcarse en un juicio?

Por que las personas están en el centro del sistema. Con nuestro apoyo, quienes opten por utilizar a la mediación, estará en mejores y quizás más informadas condiciones de tomar decisiones sobre su persona y sus bienes.

Además de ahorrar el tiempo, el dinero y el esfuerzo que le dedicará a resolver. No estamos hablando de meses ni de años, sino de días o semanas para tener respuestas acordes a sus intereses.


Mediación privada en el Estado de México: un nuevo horizonte

A partir de septiembre de 2023 en el Estado de México poco más de un centenar de personas tendremos el gratísimo reto de aplicar y desarrollar la mediación privada en nuestra calidad de primera generación de profesionales en la materia.

La mediación ha ganado reconocimiento y se ha convertido en una herramienta valiosa para la resolución de conflictos a nivel nacional, pero aún existen desafíos significativos que deben abordarse para promover su crecimiento.

El primer gran compromiso y objetivo que debemos trazarnos como mediadores es la democratización del acceso a la justicia para hacerla más accesible al mayor número de personas, mediante procesos flexibles, económicos y expeditos; condiciones que raramente pueden ofrecer los juzgados. 

Para divulgar el modelo del Estado de México es necesaria la vinculación con la judicatura y las instituciones educativas públicas y privadas y realizar jornadas pro bono, principalmente en temas familiares, por ser los procesos más numerosos en el sistema judicial y los que tocan el seno de la estructura nuclear de la sociedad.  

Por otra parte, debemos ser conscientes de que somos verdaderos agentes descentralizadores del sistema judicial y de que servimos como “válvula de alivio” frente al constante desbordamiento de la demanda de servicios judiciales, pero también facilitadores de relaciones comerciales mucho más seguras para todos los involucrados, y la adecuada práctica de la función mediadora habrá de influir en esos rubros.

Ante esa situación, como estudioso y operador habitual de los medios alternos de solución de controversias, considero que el diseño del modelo de mediación en el Estado de México que han configurado las actuales autoridades al integrar herramientas tecnológicas como el Centro Virtual de Mediación y la posibilidad de gestionar completamente los convenios de mediación a través de medios remotos y del uso de firmas electrónicas seguras,  tendría que ser tomado como referente y objetivo de implementación en el corto plazo para los demás centros e institutos de mediación de las distintas entidades federativas.

Uno de los desafíos más relevantes para el apuntalamiento de la mediación en el Estado de México es la capacitación constante y enfocada de los juzgadores y demás integrantes del Poder Judicial y del registro público sobre el alcance de los convenios y los criterios de ejecución de las vías de apremio, así como el rápido desarrollo del estatus normativo vigente. También es indispensable la actualización del marco legal para otorgar certeza máxima a los usuarios y a los operadores del sistema. 

No obstante, los obstáculos por venir, como atender al estado con mayor población en el país, con una ingente industria y con amplia demanda de servicios y bienes públicos, son la oportunidad perfecta para demostrar las bondades y maximizar los beneficios de la mediación privada a su servicio.

Personalmente estoy consciente del gran reto que los profesionales de la mediación privada tenemos frente nosotros, pero también estoy emocionado, ya que día a día reconozco los esfuerzos y el compromiso no sólo de todos los colegas, sino también del Centro de Mediación, Conciliación y Justicia Restaurativa del Estado de México, por lo cual auguro el éxito, en el más amplio de los sentidos, a este nuevo enfoque de prevención y resolución de conflictos. ¡Bienvenida la mediación privada al Estado de México!


Mediación privada en el Estado de México y cultura de la paz 

En los albores de este milenio tomó forma el concepto cultura de la Paz, el cual ha sifo moldeado a lo largo del tiempo gracias a un amplio movimiento sociopolítico que reúne a diversos actores, incluidos la Organización de las Naciones Unidas, los países que la integran y una amplia base de organizaciones no gubernamentales. 

Las amenazas que ponen en peligro la paz adoptan múltiples formas, desde la violación de los derechos humanos, la injusticia y la falta de democracia hasta la pobreza, la ignorancia y las trabas al libre acceso a la justicia. La cultura de la paz surge como una respuesta a todas estas amenazas y constituye una búsqueda de soluciones que no pueden ser impuestas desde el exterior, sino surgir desde el seno de la sociedad.

Este es un concepto progresista en su más amplia definición, que privilegia el diálogo respetuoso y el alcance de acuerdos en un ambiente no contencioso, lo que deriva en un escenario ganar-ganar para los participantes que da como resultado la posibilidad de que la sociedad comprenda la importancia del diálogo y de la búsqueda de soluciones, así como de la despresurización del aparato jurisdiccional. 

El Estado de México cuenta con una población de más de 16 millones de habitantes, por lo que lo convierte en la entidad más poblada de México. Esta diversidad poblacional se refleja en una rica amalgama de culturas, tradiciones y lenguas. La convivencia pacífica y el respeto por las diferencias culturales son fundamentales en la promoción de la cultura de la paz de la región. Por concentrar más de 15 por ciento de la población total del país y 12 por ciento de los procesos judiciales iniciados en México, identificamos el gran potencial que tiene la mediación privada para converirse en un eje transformativo de la realidad, no sólo en la impartición expedita y descentralizada de la justicia, sino también en la garantía de la prevención de futuros conflictos, evitando el desgaste emocional y económico de las familias mexiquenses. 

Uno de los desafíos más apremiantes para el gobierno del Estado de México es la violencia y la delincuencia. Si bien la mayoría de sus habitantes son personas trabajadoras y pacíficas, la presencia de grupos criminales y la desigualdad económica han contribuido a la inseguridad en algunas áreas de la entidad. La cultura de paz busca abordar este problema promoviendo la justicia social, el respeto por los derechos humanos y la participación ciudadana en la construcción de comunidades seguras.

La promoción de los derechos humanos es otro pilar fundamental en el establecimiento de la cultura de paz. Se han instituido mecanismos de protección y atención a víctimas de violencia, así como programas de prevención del delito, que buscan brindar oportunidades a jóvenes en situación de riesgo. La idea es que, al garantizar el respeto por los derechos fundamentales de todas las personas, se forje una base sólida para la paz.

Además de las políticas gubernamentales, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales desempeñan un papel esencial en la promoción de la cultura de paz en el Estado de México. Numerosas organizaciones se dedican a la capacitación sobre la importancia de la mediación en conflictos, la promoción de la justicia restaurativa y la defensa de los derechos humanos. Estas iniciativas comunitarias fortalecen la resiliencia de las comunidades frente a la violencia.

Un elemento importante en la cultura de paz es el fomento de la participación ciudadana. Se promueve la creación de espacios en los que la población pueda expresar sus preocupaciones y contribuir a la toma de decisiones que afectan a su entorno. La participación activa de la ciudadanía en la vida pública es fundamental para construir una sociedad más justa y pacífica.

La cultura de paz se promueve mediante herramientas eficientes como la mediación que tienen claras ventajas para la población con el objetivo fundamental de construir una sociedad más segura y justa. A través de la promoción de la educación, los derechos humanos, la participación ciudadana y la cultura, se pretente transformar los desafíos en oportunidades para el crecimiento y el bienestar de todas y todos los mexiquenses. La construcción de la paz constituye un esfuerzo continuo que requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad.

Personalmente estoy convencido de que hoy más que nunca la mediación es la institución que permitirá a la sociedad gestionar sus propios conflictos, en un ambiente de respeto y de empatía a los intereses, necesidades, creencias, culturas e historias de vida que están detrás de cada uno de los actores en conflicto, no sólo para disolver el conflicto, sino incluso para buscar la transformación de relaciones en aras de una sociedad con cultura de paz.

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