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Julio Sabines: un espacio para servir

A través de esta conversación con Julio Sabines Chesterking, Adrián Regino y Jorge de la Cabada trazan un retrato del magistrado chiapaneco. Esta sección tiene como objetivo explorar, con preguntas personales, la parte humana de los operadores jurídicos que inciden en su entorno, como hace Julio Sabines.


¿Cómo decidiste estudiar derecho?

Julio Sabines – Mi papá se dedicó a la administración pública y, particularmente, a la política; ocupó diversos cargos políticos y yo lo admiré mucho por eso. Siempre quise emular sus pasos y servir a mi país. En este sentido, me llamó la atención el ejercicio del servicio público y pensé que el derecho era una de las mejores herramientas para poder incidir en la vida de las personas, pues es una herramienta que atraviesa muchos campos de la sociedad. Aun cuando todos nos queremos mantener en nuestras disciplinas, el derecho siempre nos visita, nos influye de alguna manera, sin importar a qué nos dediquemos. Todo tiene que ver con el régimen de contrato social con el que nos regimos. En fin, a mí, la verdad, desde niño me llamó la atención esto y siempre estuve muy seguro de que el derecho era la herramienta más poderosa para incidir en la realidad.

Tú eres de Chiapas, ¿estudiaste allá o en la Ciudad de México?

Julio Sabines – Pues ha sido un poco un ir y venir a lo largo de mi vida. Crecí allá, después regresé a la ciudad y luego hice mi carrera universitaria allá, y posteriormente mis posgrados aquí. Yo dejé mi ombligo en Tuxtla Gutiérrez, y nunca me he alejado de Chiapas, aunque muchas responsabilidades de trabajo, ya durante mi vida adulta, han estado en la Ciudad de México.

¿Trabajaste mientras estudiabas? ¿A qué edad empezaste a hacerlo? ¿Cuál fue tu primer empleo?

Julio Sabines – Mi primer trabajo fue en la Cámara de Diputados, en la Comisión de la Juventud, durante la LVII Legislatura. Sin embargo, la verdad es que siempre he envidiado a aquellos sujetos que tienen una ruta definida y clara. Yo siempre supe que quería ser abogado, pero nunca tuve una definición exacta de lo que quería hacer. Ahí sí tuve que picar diferentes flores, por decirlo de algún modo.

La transversalidad del derecho le permite a uno desarrollarse en diversos espacios. Yo he tenido la fortuna de trabajar en muchas áreas de la administración pública, como en la Reforma Agraria y en Gobernación.

También fuiste diputado…

Julio Sabines – Sí, fui diputado federal suplente en 2006, cuando estaba en mis veintes. Fue una experiencia interesante. Ahora estoy en el ámbito de la impartición de justicia.

Fui aspirante a la Fiscalía General de la República. Durante el proceso para la elección del primer fiscal nos inscribimos muchas personas y la lista se fue decantando antes de llegar a la terna final que eligió el presidente. Asimismo, el Senado integró una lista de 10 aspirantes, que ahora ya requieren mayoría calificada para ser electos. De ahí salió el actual fiscal. Yo tuve la fortuna de haber participado en ese proceso.

Después tuve la suerte de que el presidente de la República pensara en mí para ocupar el espacio que actualmente ocupo como magistrado de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, en la tercera sección.

Es una posición desde la cual puedes aportar muchísimo por tu experiencia…

Julio Sabines – Así es. Dicen que a veces para conocer cómo son los toros, hay que verlos desde el centro del ruedo. A veces las leyes son muy frías, pero haber estado en diferentes ámbitos de la administración pública me da buena perspectiva para entender con mayor apertura los asuntos de que se trata y para actuar con empatía y con un criterio más amplio y con mayor discreción.

Yo estoy de acuerdo con que en el espacio que ocupo ahorita haya equilibrio entre la gente de carrera judicial y la gente que proviene de otros ámbitos del derecho o de la academia. Siempre debe haber un balance.

El punto en la administración pública en el que se pueden producir los mejores resultados es aquel en el que confluyen el ámbito teórico y el ámbito práctico. Cuando la gente sólo conoce el ámbito teórico, pero nunca le ha tocado desarrollarlo profesionalmente, le falta saber cuáles son los verdaderos retos del ejercicio profesional.

Volviendo al tema acerca de cuándo trabajaste en la universidad, ¿cómo fue esa experiencia?

Julio Sabines – Me voy a arriesgar a decir algo que tal vez sea poco popular; pero yo hubiera querido haberme concentrado más en disfrutar esa etapa de mi vida.

Por supuesto que para ser un buen profesionista es importante que desde la carrera uno empiece a introducirse en la materia. Sin embargo, también es una etapa en la que se tiene la oportunidad de complementar las obligaciones escolares con otras actividades, como la lectura o el deporte. Pero, bueno, cuando surge la necesidad de contar con ingresos económicos, indefectiblemente uno tiene que trabajar.

Lo que quiero decir es que si uno está pensando mucho en el futuro y no está disfrutando ese momento de su vida, está cometiendo un error. Aun cuando uno tenga que trabajar, debe darse la oportunidad de disfrutar la etapa de la vida que está viviendo.

¿Cuáles son tus hobbies?

Julio Sabines – Me gusta mucho viajar y conocer otras culturas. Cuando estoy en casa trato de leer obras que no tengan que ver con el derecho. Me gusta la literatura y aprender cosas diferentes. También me gustan mucho los espectáculos deportivos; no hago tanto ejercicio como quisiera, pero disfruto ir a verlos. Soy un buen espectador.

¿Has leído a Jaime Sabines?

Julio Sabines – Sí. Jaime Sabines, el poeta, era hermano de mi papá, es decir, mi tío. Me gusta mucho su poesía: creo que habla de cosas muy cotidianas.

¿Cómo logras afrontar las frustraciones o los retos que se presentan cotidianamente?

Julio Sabines – Hay que pensar que somos parte de una sociedad y que, inevitablemente, lo que hacemos nos marca. Esto conlleva muchos retos profesionales, desafíos que no considero que sean de carácter individual. Hacer frente a los retos me ayuda a imaginar diferentes salidas para diferentes problemas. Si todos tenemos claro que aportamos nuestro granito de arena en la evolución de la sociedad, podemos hacer grandes cambios y promover mejoras para todos.

¿Cómo es el día a día de un magistrado de Sala Superior?

Julio Sabines – A ver, antes de entrar al día a día de lo que hago, te quiero decir que la materia es muy bonita, y que yo soy partidario de que el derecho disciplinario empiece a tener una naturaleza propia. Empiezo por aquí cuando me preguntas cómo es mí día a día porque éste lo definen los retos que se presentan cotidianamente. Sí, estoy consciente que ésta es una posición muy técnica… En cuanto a mis horarios de trabajo, nunca he sido una persona de hábitos nocturnos. Al contrario. Generalmente, lo primero que hago en las mañanas es leer las noticias. Posteriormente, si tengo oportunidad, suelo hacer algo de ejercicio en casa. Hasta hace poco tiempo tenía el mal hábito de no desayunar, lo que me causó algunos problemas gástricos. Ya me regañaron los médicos. Tomo café chiapaneco y me voy a la oficina, adonde tardo en llegar poco más de una hora, por lo cual me da tiempo para escuchar un audiolibro en el trayecto.

¿Recuerda el título de algún audiolibro recomendable?

Julio Sabines – Perro Guardián, de Javier Velasco. Me gusta escuchar libros que creo que nunca voy a leer físicamente.

Un amigo me preguntaba cómo es posible que conozca a los grandes clásicos de la literatura a través de un audiolibro. La verdad es que no iba a conocerlos de otra manera. No tengo tiempo. Los aullidos me han dado la oportunidad de acercarme a esas piezas de la literatura. Cuando uno pasa un día entero leyendo miles de expedientes, en el tiempo libre ya no quiere seguir leyendo.

¿Hay algún texto que te describa?

Julio Sabines – Hay un poema de mi tío en el que concluye que no es poeta, sino peatón. Me identifico con esa sentencia. Yo te diría que soy una persona que cree que la justicia es uno de los valores humanos más importantes que existen, especialmente cuando pienso que formo parte de un gran conjunto de personas.

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