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Mónica González Contró: Investigación de frontera

Nos propusimos platicar con la primera directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Mónica González Contró, para conocer su trayectoria como académica y activista, y con el objetivo de acercarnos al importante impacto que está teniendo este Instituto de investigación libre y novedosa.


¿Quién es Mónica González Contró, más allá de su cargo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México?

Me concibo como una mujer convencida y comprometida con la agenda de los derechos humanos de los grupos que tienen menos poder. La necesidad de justicia en el país fue lo que me llevó a estudiar Derecho, pues no era accesible para todas las personas.

Desde muy joven, gracias a una tía muy querida que trabajaba en las cárceles, empecé a visitar las prisiones. Platicar y conocer las historias de las mujeres que estaban ahí me conmovió mucho.

Provengo de una familia de abogados; mi papá es jurista. El Derecho siempre fue cercano. Pero también me marcaron mucho mi servicio social y la fundación Pro Niños de la Calle, donde hice un voluntariado, ya que me preguntaba por qué había niños y adolescentes que vivían de manera distinta a lo que yo había aprendido en las aulas, en el sentido de que tenían que estar sujetos a la patria potestad de sus padres y en el seno de una familia. Eso rompía absolutamente con mis expectativas acerca de aquéllos. 

Conversando con ellos, me di cuenta de que la mayoría había salido de sus casas por huir de la violencia familiar. En una ocasión, en uno de esos grupos hubo un incidente porque dos chicos habían consumido sustancias y, en un contexto de violencia, mataron a otro chico del mismo grupo. A mí esto me cimbró profundamente. Me cuestioné si los juzgarían como a menores o como a personas adultas. Todo ese mundo me pareció inexplorado, interesante, terrible y eso me orilló a especializarme en los derechos de este grupo de atención prioritaria. A partir de entonces ésa ha sido mi línea de investigación.

Me di cuenta que el asunto era muy interesante desde la perspectiva teórica porque todo el concepto que hemos construido en torno de la minoría y la mayoría de edad desafía la universalidad de los derechos. Para mí ha sido una línea muy importante, sobre todo porque realizo actividades de activismo que para mí complementan necesariamente mi labor académica.

Me considero no sólo una académica sino también una activista de los derechos de niñas, niños y adolescentes que trabaja muy de cerca con organizaciones de la sociedad civil. También he incursionado en el tema de la agenda de género; no solamente porque soy mujer sino porque esa es una de las agendas históricas en las que existe una deuda que debe ser saldada, pues, pese a lo que se ha conseguido, aún persisten brechas importantísimas en lo que concierne a la normalización del machismo y de la discriminación, que es lo más difícil de desafiar y de cambiar.

¿En qué consiste tu activismo?

Mónica González Contró – Me he dedicado a distintas actividades a lo largo de mi carrera profesional, pero, sobre todo, trabajo muy de cerca con organizaciones de la sociedad civil y la academia. Pertenezco a la Alianza por los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de México, desde donde participé en la discusión y la aprobación de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Con esa organización, participamos y posicionamos agendas en materia de trabajo infantil y violación de derechos humanos, y presentamos informes alternativos, al que presentó el Estado mexicano, ante el Comité de los Derechos del Niño. 

También acompaño a una red de educadores populares que trabaja directamente con niñas y niños en condiciones de marginación. Ahí he impartido varios talleres en los que proporcionamos herramientas para el trabajo, con enfoque de derechos humanos, a través de la metodología de la educación popular, una metodología que tiene su origen con el educador Paulo Freire.

Participé en el juicio ciudadano que se hizo para el caso de la Guardería ABC, en la Ciudad de México, y he acompañado otros casos relevantes en la Suprema Corte de Justicia de la Nación a través de amicus curiae (recomendaciones a la corte), siempre de la mano de organizaciones de la sociedad civil y con perspectiva de género.

Cuando fui abogada general, durante la gestión del rector Enrique Graue, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se adhirió a la plataforma He for She y creamos el Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, que derivó en un incremento considerable de denuncias ante esta instancia. Además, me involucré en el tema de la violencia de género en la universidad con otras colegas, en espacios formales e informales, donde reflexionamos sobre la agenda de la igualdad a través de textos académicos y manifestaciones públicas.

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¿Cómo llegaste a la dirección Instituto de Investigaciones Jurídicas?

Mónica González Contró – Fue un proceso muy bonito porque ocurrió a través del acompañamiento de muchas y muchos colegas muy solidarios. Estuve cinco años en las oficinas de la Abogacía General y por una cuestión coyuntural terminé mi labor ahí después de acompañar al rector Enrique Graue. Nosotros —hablo en plural porque trabajé con un equipo muy eficiente y comprometido, con un amplísimo conocimiento— promovimos el protocolo y logramos más de 1 000 por ciento de denuncias; creamos la Unidad de Atención a Denuncias con equipos interdisciplinarios que atendían la violencia de género; impulsamos una agenda legislativa de normatividad universitaria, así como una reforma al estatuto general de la UNAM en casos graves de responsabilidad. En fin, fue una época en la que hubo una gran expansión del tema: se posicionó, se hicieron campañas y se incrementó considerablemente el número de denuncias gracias a la visibilización del problema.

Hubo la exigencia de que quien acopiara las denuncias fuera un órgano autónomo. Entonces preparamos una reforma para que esas denuncias las recibiera la Defensoría de los Derechos Universitarios, que cambió su denominación a Defensoría de los Derechos Universitarios e Igualdad de Género. Posteriormente, el rector decidió crear la Coordinación de Igualdad de Género en la UNAM. En ese momento estuve consciente de que el tema de género ya había quedado institucionalizado, es decir, ya no dependía del impulso de la oficina de la Rectoría, pues ya se habían materializado algunas reformas legislativas e institucionales en México que garantizaban que ésa fuera una agenda permanente. Cerré un ciclo con esas transformaciones que implicaron un larguísimo camino y un proceso que aún continua.

Al concluir esa etapa, salí de la oficina de la Abogacía General y me reincorporé al Instituto de Investigaciones Jurídicas. Algunas colegas se acercaron a mí y me preguntaron si estaba interesada en la dirección del instituto. Yo ya lo había considerado, precisamente porque me seducía el tema de la agenda de género en la universidad. Asentí y poco tiempo después se formó un grupo muy alegre y muy entusiasta que elaboró una serie de propuestas relacionadas con la igualdad de género y con lo que queríamos que fuera el Instituto de Investigaciones de la UNAM. Y así fuimos construyendo una agenda que compitió con las propuestas de candidatos muy sólidos, con planes de trabajo y trayectorias impresionantes. Al final, la Junta de Gobierno decidió que el perfil que en ese momento convenía al instituto era el mío.

¿Qué implicaciones tiene, en el contexto de la agenda de igualdad y combate a la violencia de género, que una mujer encabece el Instituto de Investigaciones Jurídicas?

Mónica González Contró – Hay una cuestión que siempre se debate al margen del género: que la biología no determina la perspectiva de género. En mi designación fue muy importante la auscultación que hizo la Junta de Gobierno porque fue muy participativa. No se trata solamente del hecho de que esté aquí Mónica González Contró por el hecho de ser mujer, porque hay mujeres que no tienen perspectiva de género. Paradójicamente, hay hombres que sí la tienen.

Estoy aquí porque a la Junta de Gobierno le pareció que mi perfil era adecuado para el instituto en esta etapa en que la agenda de derechos humanos y la perspectiva de género estaban en el centro del debate universitario. Esto tiene muchas implicaciones: no se trata solamente de que las mujeres ocupen cargos públicos simplemente por ser mujeres. Tiene que ver, más bien, con garantizar espacios libres de violencia en la universidad para proteger las agendas de investigación que las mujeres estamos proponiendo, permeadas por las distintas visiones que tenemos sobre los problemas que se estudian en el instituto.

Eso me parece muy significativo porque la agenda estaba muy comprometida con el género. El hecho de que yo esté aquí es el resultado de la lucha histórica de muchas mujeres. Puedo decir que estuve en el momento correcto para que llegara una mujer a este cargo, pero la lucha la han acometido muchísimas colegas y, repito, compañeros muy comprometidos con el tema; pero también ha sido muy importante el ambiente de solidaridad que se ha generado en el seno del instituto, porque muchas veces las mujeres no tenemos espacios de apoyo en la investigación para procurar la retroalimentación. 

Tenemos algo que algunos han identificado como indefensión aprendida o falta de seguridad. Y esos espacios de ayuda, esas redes de apoyo, que tienen que ver, incluso, con cuestiones personales, han sido muy importantes.

¿Por qué es importante un instituto de investigación y que está haciendo el de la UNAM?

Mónica González Contró – La forma en que está organizada la universidad, que copió el modelo de algunas universidades europeas, fue un gran acierto. Distingue tres funciones sustantivas: la investigación, la docencia y la difusión de la cultura. Se apostó por tener perfiles específicos para cada una de estas funciones establecidas en nuestra ley orgánica. La docencia se hace principalmente en las facultades; la investigación, en los institutos que dependen de la Coordinación de Humanidades y de la Coordinación Científica, y la difusión de la cultura, en la Coordinación de Difusión Cultural.  

Un instituto de investigación permite producir investigaciones y publicaciones de vanguardia. Es un espacio de estudio crítico sobre el acontecer jurídico de nuestro país y del mundo, porque hoy no podemos hablar solamente de México, sino de su vínculo con el globo terrestre. Aquí se han generado discusiones y de aquí han salido muchas iniciativas que han creado instituciones fundamentales para el Estado mexicano, desde la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Instituto Federal Electoral, hasta sistema de protección de derechos de niñas y niños y adolescentes, entre otras. Este instituto genera muchísimas propuestas sobre temas que en su momento han sido de vanguardia.

Cuando se perfiló la CNDH, cuyo antecedente está en la Defensoría de los Derechos Universitarios diseñada por el doctor Jorge Carpizo, empezó dependiendo de la Secretaría de Gobernación; hoy es una institución absolutamente novedosa en nuestro país. Fue producto de grandes pensadores universitarios, como el doctor Héctor Fix-Zamudio, el doctor Jorge Carpizo y el doctor Diego Valadés.

Hoy, el Instituto de Investigaciones Jurídicas aborda los temas de vanguardia, como el de los derechos humanos, que se acomete desde muy diversas aristas: el cambio climático, el derecho ambiental, el derecho de los animales, la bioética, la inteligencia artificial o los fenómenos migratorios transfronterizos. El instituto alberga el Seminario Universitario de Migraciones, por ejemplo.

Lo que quiero decir es que trabajamos en los temas de frontera del Derecho con una visión interdisciplinaria que, me parece, ha sido una apuesta desde hace ya algunos años.

¿Cómo se seleccionan los temas a los que dan seguimiento los observatorios?

Mónica González Contró – La UNAM tiene una maquinaria muy compleja. Nuestro órgano de decisión, nuestro consejo interno, que está integrado por personas de la comunidad, determina las nuevas contrataciones y define los perfiles que ingresarán, los cuales tienen que ser aprobados por dicho consejo interno y luego pasar por una comisión dictaminadora y por el consejo técnico de humanidades. Democrática y colegiadamente, la universidad decide qué perfil requiere el Instituto de Investigaciones Jurídicas. 

Desde hace algunos años, desde la época del doctor Héctor Fix-Fierro y del doctor Pedro Salazar Ugarte, se actuaba con base en líneas de investigación trazadas a propuesta de académicas y académicos, lo que les permitía trabajar en torno de problemáticas concretas en lugar de hacerlo sobre áreas tradicionales del Derecho: inteligencia artificial, protección de los derechos de la infancia, estructuras judiciales, migración, estudios empíricos del Derecho, entre otros temas, se abordaban de manera interdisciplinaria. 

Desde luego, es muy importante reconocer que en este instituto priva la libertad de investigación. Ciertamente, las áreas tienen una adscripción y deben realizar los estudios jurídicos correspondientes, pero las personas disfrutan de un gran margen de autonomía para llevar a cabo sus tareas de investigación.

¿Cómo incide el instituto en la construcción de la democracia y el Estado de derecho en México? 

Mónica González Contró – Desde hace mucho tiempo hemos tenido una sólida participación en esos temas, pues en el instituto hay una diversidad de voces que representan diferentes posturas en relación con los grandes problemas de la agenda nacional y que se discuten con rigor académico, pero con un lenguaje accesible. 

Acabamos de firmar un convenio de colaboración con Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y tenemos un convenio muy importante con el Tribunal Electoral para hacer accesibles sus resoluciones.

En materia de migración, ¿qué está haciendo el Instituto de Investigaciones Jurídicas? 

Mónica González Contró – Este instituto tiene una larga tradición y una visión prospectiva. Atendemos los temas de frontera no solamente en nuestras investigaciones, sino también en nuestras prácticas pedagógicas. Un proyecto muy importante que tiene que ver con esta materia es la Estación Noroeste de Investigación y Docencia Héctor Felipe Fix-Fierro que se inauguró en 2022. Se trata de un proyecto que comenzó el doctor Pedro Salazar Ugarte en Tijuana y que tiene como objetivo el estudio de los asuntos fronterizos desde la perspectiva jurídica.

Además, se están haciendo cosas muy relevantes; por ejemplo, acabamos de organizar una actividad que se llamó “La UNAM en las fronteras” en la que se presentó la investigación transversal que realiza la universidad en las fronteras de México. Asimismo, hemos elaborado programas de estudios, en colaboración con algunas universidades nacionales y de Estados Unidos, que abordan temas transfronterizos como migración, comercio, aduana, agua, medio ambiente, contaminación, entre otros.

Las instalaciones de la estación se ubican justamente a un lado del muro fronterizo y se pretende convertirlas en un centro de estudios donde se instalará la importante biblioteca del doctor Héctor Fix-Zamudio. Además, el instituto tiene un equipo de trabajo en el programa de doctorado en ese complejo.

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