abogacía ® es un medio comprometido con la consolidación de un espacio democrático para la difusión y la divulgación de ideas y opiniones. ¡Suscríbete!

Arturo Brizio: Justicia deportiva

En noviembre de 2022 dio inicio la Copa del Mundo 2022 en Qatar. Más allá de la pasión por el fútbol, surgen temas que importan al gremio jurídico, como la diplomacia, la inclusión, los derechos humanos y la justicia deportiva. Además de platicarnos sobre su experiencia, Arturo Brizio nos compartió su visión sobre estos temas.


Arturo Brizio Carter fue árbitro de fútbol y analista deportivo de Televisa. Dirigió múltiples finales de la Primera División de México y también 6 partidos en las copas del mundo de Estados Unidos 1994 y Francia 1998. Es considerado por la IFFHS como el mejor árbitro mexicano del último cuarto de siglo y el 32 en el mundo. Durante su carrera se distinguió por su cero tolerancia a la violencia en el campo de juego; prueba de ello es su récord de 7 expulsiones en 6 juegos mundialistas.


¿De dónde nació esta afición al fútbol?

Arturo Brizio – Toda la vida fuimos gente de fútbol. Desde muy niños, mi padre nos llevaba al estadio, no existía el Azteca todavía. Jugamos fútbol prácticamente toda la vida. Yo tuve la suerte de entrenar una época con un equipo en Pumas que se llamaba la Reserva Especial; después dejé de jugar porque entendí que no era por ahí. En ese momento yo tenía 19 años y ya había sido aceptado en la Facultad de Derecho de la UNAM. Entré en 1976 a la universidad y al poco tiempo me inscribí en el curso de arbitraje al que me invitó Arturo Yamazaki, una gloria del arbitraje de aquel tiempo. A la mitad del curso nos pusieron a arbitrar en ligas muy difíciles. Yo debuté en una liga que se llama la Invernal de Guadalupe, le decían la Infernal de Guadalupe. Imagínate la clase de concurrencia; y a partir de ese primer partido, de ese primer roce con el fútbol amateur, que me fue muy mal, estuve a punto de dejar de arbitrar porque me dio mucho coraje, mucha rabia. Posteriormente me propuse aprender a arbitrar; no sé si lo logré, pero ya de ahí en adelante me eché 22 años.

Durante tu formación como estudiante de Derecho en la UNAM, ¿tuviste algún acercamiento al Derecho deportivo?

Arturo Brizio – No. En esa época, mi obsesión era terminar la carrera de Derecho y mi carrera de árbitro, que duró un año. Después empecé a arbitrar a nivel profesional y trabajar, porque en aquel tiempo yo hacía esas tres cosas, trabajaba en un despacho de Derecho laboral, arbitraba en segunda o tercera división, de banderita en primera y a parte tenía el deseo de convertirme en abogado, entonces no tuve ningún acercamiento con el Derecho deportivo, ni creo que estuviera en boga en aquel tiempo; si en la actualidad es complicado encontrar atisbos de Derecho deportivo, en aquel tiempo prácticamente estaba en pañales.

Tu debut como árbitro fue en 1983. ¿Cómo te sentiste? 

Arturo Brizio – Uno llega con mucha ilusión, pero también habiendo pasado por un montón de cosas. En aquel tiempo se tenía una gran ventaja: el árbitro tenía que ser especialista en árbitro central y juez de línea o asistente. Prácticamente durante cuatro años yo salía de asistente de juez de línea en un partido de primera división, a lo mejor el viernes en el Azteca y el domingo estaba pitando en Veracruz un partido de segunda división, que era una liga muy brava, lo que me permitía tener un gran bagaje, pues salía con árbitros de primera división, unos muy buenos, unos muy malos, pero se aprendía de todos. La ilusión de cualquiera es debutar un día en primera división. Cuando se me dio esa oportunidad eran torneos largos todavía; me tocó arbitrar un partido en León, León-Cruz Azul, ese fue mi primer partido el 5 de mayo del 83.

Sentí un gran nerviosismo, quería demostrar que estaba ahí por algo. Recibí un consejo de un gran instructor, de don Alfonso González Archundía, y lo llevé a efecto siempre, incluso a los mundiales; él me dijo: “no inventes nada, no hagas nada raro, tu forma de arbitrar es la que te trajo aquí, entonces no modifiques nada, al revés, maximiza lo que pienses que haces bien”.

¿Cómo fueron tus experiencias en las Copas de Estados Unidos en 1994 y Francia 1998?

Arturo Brizio – Bueno, fueron totalmente diferentes y diametralmente opuestas. Al 94 yo venía de pitar la Olimpiada, la FIFA hace todo un proceso, las eliminatorias de Sub17, mundial Sub17, eliminatorias Sub20, mundial Sub20, eliminatorias olímpicos, Juegos Olímpicos, yo había pasado todo ese proceso, tenía los Juegos Olímpicos de Barcelona y ahí se da un hito porque la FIFA decide hacer intercambios continentales y el primer árbitro que sale de un continente para pitar en otro, soy yo, me toca dirigir eliminatoria mundialista en Europa, el partido fue Inglaterra-Noruega, en Wembley, una experiencia también maravillosa y eso abre las puertas para el Mundial.

Al Mundial yo llego cuando le preguntan a Paolo Pajarín, que era el director de arbitraje del Mundial, quién iba a inaugurar el Mundial, él contestó que la final de un Mundial la pitaba el mejor ámbito del torneo, pero la inauguración la pitaba el mejor árbitro del mundo, eso declaró él y ahí está grabado, no es invento mío, y la siguiente pregunta fue: «¿Quién es el mejor árbitro del mundo en este momento?» Y él respondió: “Arturo Brizo de México”. 

Cuándo voy a documentar el vuelo en México la prensa me comenta eso, y yo digo: «No pues gracias, que bueno que digan eso». Llegando a Dallas, donde estaba la concentración en el Cooper Center, que era el lugar de reunión de los árbitros, me recibe don Mario Rubio, el teniente coronel Mario Rubio que era el delegado de la Concacaf -un viaje muy cortito de dos horas más o menos-, y me me dice: “Felicidades, tú inauguras el Mundial”. Entonces ahí me enteré que me tocaba a mí dirigir la inauguración del partido entre Alemania y Bolivia. 

Podría interesarte: «El Derecho deportivo en México»

¿Qué significó para ti haber inaugurado un Mundial?

Arturo Brizio – Bueno, es el, digamos, la punta del volcán, o la punta o el pico más alto que quieres conquistar, ir a un Mundial, porque te voy a dar un dato la FIFA tiene más de 200 países afiliados; más o menos es un promedio de siete árbitros internacionales por país, estás hablando de 2 mil 400 árbitros, al Mundial van 32, y que de esos 32 te toque a ti la inauguración, es una sensación indescriptible, de nerviosismo, de ansiedad por que llegue el día. Pero al final no hay deuda que no se pague ni fecha que no se cumpla y llegó el día 17 junio de 1994 y me fui a Chicago a inaugurar el Mundial.

Te han reconocido como el mejor árbitro que ha tenido México. ¿Cómo te sientes con ello?

Arturo Brizio – Ese fue un reconocimiento de dicho. Yo estoy convencido que el árbitro no es un goleador, no es un jugador; el árbitro es tan bueno como su último partido. Y aquí te voy a contar lo que sigue. Después de pitar en la inauguración donde expulsé al Diablo Echeverry, una superestrella estrella de Bolivia, mis calificaciones fueron muy altas. Hubo besos y abrazos y me dieron otro partido en primera ronda: Brasil-Camerún. Y bueno, en ese otro partido, expulsé al capitán de Camerún y ganó Brasil cuatro a cero. Y entonces me asignan un tercer partido, en octavos de final, Italia-Nigeria. Hasta ese momento ya le había pitado a los tres tricampeones del Mundo. Ese partido fue mi Waterloo. Me fue muy mal, nunca pude ponerme a la altura del partido, mis decisiones no fueron correctas. Expulsé a un jugador que no debía expulsar y dejé en la cancha a uno que debía haber expulsado. Fue un desastre. 

¿No te quita el sueño?

Arturo Brizio – Ya no me lo quita, pero sí me lo quitó mucho tiempo el sueño, porque sabía que el único culpable había sido yo; no se le podía echar la culpa a nadie más que a mí. Fue un golpe muy duro; el golpe deportivo más fuerte que recibí. Fue terrible. Recuerdo que que estaba en un departamento muy grande ahí en la concentración, hasta donde llegaron mis amigos a una especie de despedida. Cuando se fueron entró una llamada de mi padre y ahí me derrumbé. Me puse a llorar como Magdalena. como un niño. Lloré de rabia, de coraje y de saber, insisto, que el único responsable del fracaso era yo. Y entonces replantear todo: voy a seguir arbitrando o no voy a seguir arbitrando. Había una posibilidad de una revancha en Francia: ¿la tomo o la dejo? Entonces tomé la decisión de seguir adelante y de poner las fichas cada semana para intentar ir a otro Mundial. Gracias a Dios lo conseguí. Además, pité la final de la Copa América. Ese fue un logro importante porque nunca había pasado que un árbitro que no fuera sudamericano pitara una final de esa Copa. Por si fuera poco, dirigí todas las finales de México, de 1994 a 1998. Por eso creo que fue una buena decisión haberme quedado, pero el guamazo ahí quedó. El chichón ahí quedó.

¿Crees que eres el mejor árbitro que ha tenido México?

Arturo Brizio – Yo no sé si sea el mejor, pero trabajé para serlo, por un lado, y por el otro, debo de estar en el Top Five. Quizá haya mejores, no lo sé. Tal vez teniente Mario Rubio fue mejor, quizá lo fue mejor Codesal. Realmente no lo sé. 

¿A quién admiras como árbitro?

Arturo Brizio – Admiro mucho Mario Rubio y también a Edgardo Codesal; son amigos míos. Internacionalmente, admiro a mi amigo Pier Luigi Colina, considerado el mejor árbitro de la historia. Tuve amigos sudamericanos, Roberto Wrigth, el Pichi Loustau de Argentina, Javier Castrilli, el famoso Sheriff que es mi brother, un árbitro de línea dura terrible. En fin. De todos he aprendido algo.

¿Qué es la justicia deportiva?

Arturo Brizio – Yo creo que lo primero que tenemos que entender es que en un juego que se convirtió en deporte, en espectáculo y en un gran negocio, hay una gran cantidad de intereses y cuando hablo de intereses no hablo de cosas torcidas, hablo simplemente de que las inversiones económicas, los jugadores, el estrés que manejan una cancha, los títulos, todo juega, todo mundo quiere ganar, son tremendamente competitivos, pero tiene que haber un orden, un principio de orden y ese principio de orden lo pone el árbitro apoyado por un reglamento.

Qué hace complicado nuestro deporte, primero que es quizá el único reglamento deportivo, donde el 95% está a la interpretación del árbitro, no es un reglamento casuístico, por ejemplo, en el fútbol americano, yo salgo por pase, tú me empujas, es falta, se acabó. No hay que, si me quisiste empujar, si te ibas cayendo, me tocaste, se acabó la fiesta; en el soccer no. Segunda cosa importante, es el único juego que un jugador puede jugar a altísimo nivel sin conocer las reglas. Y tercer elemento, es el único deporte donde el atleta se prepara para engañar al juez y además de aplaudido si lo logra, en el americano hay golpes muy fuertes, no hay engaño, en el básquetbol que es un juego de roce, hay contactos muy fuertes, pero no hay engaño, entonces todo eso complica la labor del árbitro, ahora a dónde llegamos, en todo ese cúmulo de intereses de juego deportivo y las cosas que acabo de señalar, el árbitro debe propender a que gané el mejor, en el peor de los casos, a que gane que más suerte tenga, pero no puedes permitir que gané el tramposo ni el violento, en eso consiste la justicia deportiva. 

Si logras que el violento y el tramposo no salgan con la suya, estás poniendo los cimientos de una buena justicia deportiva. Y ahí entran la capacitación, por supuesto la honestidad, por supuesto la clase del árbitro y hoy el VAR, porque hoy tenemos la ventaja de contar con una ayuda electrónica que permite que ese error natural que va a cometer el ser humano vestido de árbitro pueda subsanarse, entonces, eso nos acerca muchísimo al concepto de justicia deportiva. 

Es muy denso el desarrollo que se ha logrado en ese sentido, porque elimina gran parte de la subjetividad del árbitro. No obstante, pareciera que la capacidad de incidencia del árbitro en los juegos se limita.

Arturo Brizio – La capacidad de decisión y la incidencia de las decisiones arbitrales en el partido es exactamente la misma. Lo que sucede es que, por un lado, nuestro juego por naturaleza es polémico, y, por otro lado, volvemos al mismo tema de preparación: hay mucha ignorancia de lo que es el tema reglamentario, de lo que es el tema del Video Assistant Referee (VAR), por ejemplo, que tiene un protocolo. Pero al final el árbitro sigue siendo el que decide.

Sobre la inclusión de mujeres en el arbitraje ¿qué opinas?

Arturo Brizio – Yo estuve cinco años al frente de la Comisión de Arbitraje, ese es el legado quizá más importante que dejamos, o sea, el creer, primera cosa importante, que aquí no hay géneros, hay atletas, y yo lo dije desde el primer día, para mí compiten exactamente en igualdad de circunstancias, con una salvedad, “¿quieren dirigir partidos de hombres, señoritas? Tienen que pasar las pruebas físicas de hombres, ¿de acuerdo?” Una vez que la dama pasa los exámenes físicos de hombres está compitiendo.

Y hoy, por ejemplo, dos señoritas acaban de debutar en Expansión. Tenemos una cantidad de asistentes extraordinarias. Y uno de mis orgullos máximos es el caso de Karen Díaz, hace seis meses nadie la conocía en Concacaf, y yo personalmente hablé con la gente para decirles, que la mejor atleta que tenemos acá es mujer y mexicana. La llevaron al torneo, la rompió y está en el mundial.

¿Cómo ves a la selección mexicana y su participación en Qatar? 

Arturo Brizio – Mira, yo soy un convencido que la selección mexicana siempre va a ser competitiva en un Mundial. No estoy diciendo con ello que va a ganar el Mundial. Yo creo que va a ser el papel que hemos hecho. Cuando no has hecho nada diferente, es muy complicado que se consigan resultados. 

Estoy convencido de que va a calificar en su grupo y a lo mejor no logramos el 5º partido; pero México tiene una rara habilidad para mimetizarse; juega con Haití, juega como Haití, juega contra Brasil, juega como Brasil. Yo creo que hay jugadores con gran capacidad y con mucho carácter, espero que en el tema futbolístico hagan un papel decoroso.

¿Habrá mujeres arbitrando en Qatar? 

Arturo Brizio – Sí, claro. Hay un grupo, son seis personas, seis damas que van al mundial, van como asistentes, pero no les quita participar y ser un hito; es una cuestión que nunca había pasado. 

Este año tuvo lugar el Grand Slam en Australia y hubo un tema controversial con el jugador Novak Djokovic, que no quería vacunarse y no lo iban a dejar jugar si no se vacunaba. En el contexto del Mundial, ¿cuál es tu opinión al respecto?

Arturo Brizio – Tienes todo el derecho personal de no creer en la vacuna, de no ponerte la vacuna; pero hay reglas. Si la regla del torneo es vacunarte y no te vacunas no vas al torneo, así de sencillo. No voy a poner en peligro a todo un conglomerado. No nada más deportivo, ojo, porque en un torneo de tenis o de lo que sea hay voluntarios, empleados de hotel, huéspedes, un montón de gente con la que de una forma directa o indirecta convives, y no por tus convicciones vas a poner en peligro a toda esa gente. 

No hay alguien que merezca un derecho especial por sus creencias. Te llamarás Djokovic o Messi. Si las reglas están puestas, son para cumplirse, no son para el capricho de cada quien.

Podría interesarte: «Australia y el affaire Djokovic»

En términos de justicia deportiva, háblanos de la FIFA. Sabemos que está muy metida en cuestiones de derechos humanos y que Qatar ha sido un poco problemático…

Arturo Brizio – La FIFA no se involucró en el asunto de los derechos laborales en Qatar. Ahora, en el tema de justicia deportiva, en cuanto a lo que va a pasar en las canchas de juego, creo que es un Mundial garantizado por una razón muy sencilla: nunca ha habido un Mundial con la tecnología que se va a autilizar. Nunca se ha jugado con la cantidad de adelantos tecnológicos que va a haber en Qatar: el balón con chip, el ojo de halcón en las porterías, el VAR… No es el VAR que conocemos, que opera con dos personas. Su VAR tiene especialistas en fuera de juego, asesor, dos operadores, cinco personas; es una locura. Si se escapa algo… bueno, puede pasar, porque así es el asunto, pero va a ser muy difícil que se decida el Mundial por una tragedia arbitral. Yo te lo puedo firmar ahorita: no va a pasar. 

¿Cómo ves el panorama general de derechos humanos en el fútbol?

Arturo Brizio – Yo creo que se ha avanzado, pero hay un tema que es interesante; de pronto tenemos casos, por ejemplo, la FIFA es una especie de supra poder, está encima incluso de los gobiernos, si tú quieres demandar por la vía civil a un club de fútbol y te amenazan con desafiliar a la federación, las controversias tienen que ventilarlas por un canal determinado, tienes que ir al TAS, todo controlado por mamá FIFA. Entonces ya desde ahí estamos entrando en un terreno pantanoso. Por otro lado, con esa intervención de FIFA, pues uno desearía que, por ejemplo, los topes salariales, la equiparación de sueldos femenil, varonil, entendiendo que son unidades de negocios diferentes, el hecho de la posibilidad de que no heterosexuales puedan participar o no, deban salir a decirlo o no; puedes dijeras bueno, si la FIFA se mete en todo, pues que se meta en eso, y ahí la FIFA no se mete. Entonces permite que las federaciones sean quienes manejen todo eso.

Ahí, yo creo que todavía hay un gran terreno que recorrer, nada más por una cosa, que las bases claras y que todos tengamos acceso a todo, a la información, a decidir dónde quiero jugar, porque quiero jugar, si quiero salir de un equipo, por qué no puedo salir. Los jovencitos que les firman contratos leoninos en los equipos que después no los dejan salir, no los dejan irse a otro equipo hasta que cumplen 18 años; el hecho, insisto, de la de la diversidad sexual ¿Por qué tengo yo que decir que no, o no puedo decir que sí? Por el simple hecho de que a lo mejor no puedo tener un vestidor sano siendo homosexual. Me parece aberrante, sobre todo en la actualidad. Pero bueno, creo que ahí estamos todavía muy distantes de poder hablar de derechos humanos en la mínima acepción de la palabra. 

En el caso de México, donde claramente hay un problema cultural muy fuerte, ¿qué medidas ha tomado la FIFA?

Arturo Brizio – Yo te voy a decir que en la Federación Mexicana de Futbol existe actualmente todo un programa para evitar eso, para ser incluyente, pero estas batallando contra corriente, porque lo acabas de decir, es un tema cultural. Es un tema terriblemente escabroso, porque yo tengo amigos y amigas queridas, mis hijos tienen amigos queridos de toda la diversidad sexual y empezamos apenas a verlo con una normalidad, pero hay una gran parte de gente que no lo ve así y desde luego los clubes también están trabajando mucho en eso; creo que se está haciendo en la dirección correcta, pero falta. Si fuera un maratón te diría que vamos en el kilómetro dos. 

Hablemos del “grito prohibido”. Para muchos puede resultar muy injusto que se sancione a un equipo para ir o no al Mundial por acciones que realizan los espectadores. ¿Cuál es tu postura?

Arturo Brizio – Sí es un grito discriminatorio y ofensivo. Ahora no creo que sea justo que se sancione a una selección o a un país con no ir a un Mundial por eso. Pero sí creo que las federaciones tienen que tomar cartas en el asunto para evitar ese tipo de cuestiones, porque son irrespetuosas. No es para lo que se va a un estadio, ya no es chistoso, ya no está padre. ¿Cómo acabaron con los hooligans en Inglaterra? Con mano dura. Hiciste actos de hooligan, te saco del estadio, te ficho, te tomo fotos, las mando a tu trabajo, te quito la licencia de conducir, no puedes salir de la isla a armar relajo en Europa. 

Volviendo a la pregunta original, me parece injusto que la FIFA sancione a una federación por el trato del público. No lo comparto.

¿No sientes cierta impotencia al presenciar este tipo de gritos o acciones en los estadios?

Arturo Brizio – Los actos vandálicos, las expresiones irrespetuosas, la gente que no respeta al niño, que no respeta el lugar que le tocó, ese tipo de cosas sí me pudren el hígado. Mientras sean gritos -aún insultos-, al final ni se escuchan en la cancha.Que la gente grite y se insulte es parte del show. Yo no creo que el árbitro sienta alguna impotencia, al contrario; decía mi padre que la mentada de madre al árbitro es como el aplauso al artista. 

En este sentido, ¿puede vincularse el fútbol con una visión de paz? 

Arturo Brizio – Tendría que ser. Paz entendida en el sentido de que el jugador tiene todo el derecho y la obligación de jugar a tope; el partido es un grupo de roce y el público quiere que su equipo gane al precio que sea. Pero eso no te da una patente de corso para que mañana te agarres a golpes o sea esto un carnaval de patadas, con la policía o con todo el mundo, como hemos visto que sucede. Al final los mundiales, los torneos, las liguillas, las campañas que se han hecho desde la educación, desde el fair play, van en el sentido de que el fútbol al final sea un juego, un deporte, donde puedes ganar o perder; pero eso no justifica que haya ningún tipo de conductas que se salgan de la norma. 

El fútbol y otros deportes promueven ciertos valores, el trabajo en equipo, la comunicación, el ajustarse a ciertas normas, de respeto hacia el contrincante. 

Arturo Brizio – Así es, por ejemplo, la FIFA tiene la campaña de no racismo, que sale con sus pancartas, las fotos que se toman entre los jugadores y los árbitros. Fíjate, un muy amigo mío el licenciado José Antonio Garza y Ochoa, abogado también de profesión, dirigió el primer partido que se jugó después de la Guerra de Corea, entre las dos Coreas, y él pitó ese partido, un honor para un mexicano y además lo hizo extraordinariamente bien.

¿Hay algún partido memorable que recuerdes? 

Arturo Brizio – La inauguración del Mundial. Hay otros partidos quizá que pueda recordar, pero la trascendencia que tiene inaugurar un Mundial no tiene nombre. Recuerdo que salíamos del hotel, a 42 grados temperatura, el único que iba de traje era el árbitro; una voz típicamente sudamericana me gritó: “Brizio, usted es el árbitro, ¿verdad? Vaya tranquilo, nada más lo va a estar viendo todo el mundo”. Sí es cierto, la inauguración de un Mundial la ve todo el mundo, por el show y la trascendencia de ese partido; además, lo que estaba en juego para mí era mi carrera. Hay árbitros que van y no pitan ni un partido; de uno depende el poder avanzar en el torneo.

El canciller Marcelo Ebrard acaba de anunciar que en el Mundial estará presente la Guardia Nacional. ¿Qué opinas sobre eso? 

Arturo Brizio – No creo que tenga una relevancia más allá de que pueda coadyuvar a que los mexicanos estemos en paz. Pero más allá, no creo que pueda haber ningún tipo de comisión extraterritorial para hacer nada. Porque, además, insisto, vamos a un país con leyes que no son las nuestras, ni parecidas. Simplemente, si va, qué bueno y que pueda orientar y que pueda, insisto, coadyuvar a que nuestros paisanos estén bien en un territorio donde no va a salir a poder echar relajo, como en las plazas de Alemania o de Francia, o de otros países que son totalmente liberales. 

¿Eres seguidor de algún equipo en el extranjero?

Arturo Brizio – En México, no que le vaya, pero le tengo un cariño especial a Pumas porque jugué ahí. Mi padre es egresado de la UNAM y fue gerente del equipo, trajo a Cabinho, Spencer, a aquellos jugadores legendarios. Fuera de México, el equipo que a mí me gusta y que desde chiquito le voy, es el Atlético de Madrid, yo los vi jugar muy niño en CU, ni siquiera existía el Azteca y me impresionó el uniforme, “qué bonito uniforme, ¿quiénes son papa?”, “el Atlético de Madrid”, “yo le voy a esos”.

En el caso mexicano, ¿qué hace falta en términos de justicia deportiva?

Arturo Brizio – Sobre la justicia deportiva en México, yo creo que falta que la propongan los especialistas del deporte. Por ejemplo, tú no oyes a un experto, a un líder de opinión, hablar de justicia deportiva. Hablamos de fútbol y hablamos de arbitraje, pero acá sirve para denostar, para hablar de robos, para hablar de conspiraciones, nunca para decirle a la gente: oye, el árbitro se puede equivocar, pero se equivoca por esto. Hemos perdido clase en el tema de juzgar la labor de quienes imparten la justicia, todo son conspiraciones, robos, errores garrafales, y se les olvida que detrás de cada árbitro hay un ser humano que se ha preparado a tope para poder hacer esa función, que tiene familia, honor, prestigio, una historia y un futuro, que quiere una Copa del Mundo, quiere pitar la final. De eso no habla nadie.

Si se equivoca el juez, hay que criticarlo, critiquémoslo todos, pero con conocimiento de causa y sin meternos en cosas que no podemos comprobar. La presunción de inocencia aquí tiene que operar; tenemos esa cultura o esa incultura donde todo aquél que ejerce el poder tiene que ser corrupto: por supuesto que me niego a eso. Por ahí tenemos que empezar a reeducarnos para poder hablar con la baraja abierta de lo que es la justicia deportiva.

Mohamed Saadat: por una Palestina libre

Mohamed Saadat, embajador del Estado palestino en México, nos relató lo que está pasando entre Palestina e Israel, y recordó la importancia del apoyo tanto político como humanitario a la población que se está viendo afectada por el genocidio. Lo...

Newsletter

Recibe contenidos e información adicional en tu bandeja de entrada.

.