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El estatus de Jerusalén para alcanzar la paz entre Israel y los palestinos

Durante la historia del conflicto entre Israel y Palestina, numerosas soluciones han sido planteadas. La multiplicidad de narrativas en torno al origen del conflicto, las diversas posturas e intereses tanto de las partes como de la región, han dificultado -casi imposibilitado- la paz entre los grupos. Paulina Palencia nos presenta un análisis sobre el estatus de la “tierra prometida” como un medio para terminar el conflicto entre Israel y los palestinos.


Jerusalén1 es considerada una ciudad sagrada para las tres principales religiones del mundo: el cristianismo, el judaísmo y el islam. Esto ha ocasionado grandes conflictos entre éstas, así como el estancamiento en las negociaciones de paz entre Palestina e Israel. Es un tema que causa polémica debido a que tanto Israel como los palestinos proclaman su soberanía en ese territorio y ninguno de los dos actores en cuestión cede ni tiene la voluntad política para alcanzar una resolución que beneficie a las dos partes.

Jerusalén es considerado como un territorio sagrado, mas no como un territorio jurídico-legal. Dicho en otras palabras, se tiene que eliminar el estereotipo de la ciudad espiritual y considerarla de acuerdo con un orden jurídico para poder entablar negociaciones de paz mediante las cuales los actores principales formulen propuestas coherentes y factibles para que de este modo se propicie un avance en el diálogo para gestionar la paz en la región.

Antecedentes bíblicos: la “Ciudad Santa”

Para poder entender las distintas perspectivas que existen entre las tres religiones que se encuentran en ese territorio es necesario explicar cada postura y entender la importancia de ese territorio para el islam, el cristianismo y el judaísmo.

El barrio islámico se sitúa alrededor de la Explanada de las Mezquitas,2 en cuyo centro se encuentra la Cúpula de la Roca,3 uno de los lugares más sagrados para el islam, porque conmemora el “célebre viaje nocturno del profeta Mahoma de la Meca a Jerusalén y su ascensión a través de los cielos para visitar a Dios”, como se menciona en el Corán.4

Se tiene que eliminar el estereotipo de la ciudad espiritual y considerarla de acuerdo con un orden jurídico para poder entablar negociaciones de paz mediante las cuales los actores principales formulen propuestas coherentes y factibles para que de este modo se propicie un avance en el diálogo para gestionar la paz en la región.

Mientras tanto, el barrio cristiano considera que la ciudad de Jerusalén es sagrada porque es el lugar de los “Santos Lugares asociados a los hechos y el ministerio de Jesús”, como el peregrinaje, la plegaria y la devoción, “según los evangelios, los cuales mencionan que la última semana de vida de Jesús transcurrió en Jerusalén” al reunirse con sus discípulos durante la última cena. Posteriormente se dirigió al huerto de Getsemaní,5 donde fue arrestado y “condenado por las autoridades judías a morir crucificado”. De igual forma es importante el Santo Sepulcro,6 lugar donde se produjo la crucifixión, el entierro y la resurrección de Cristo. No obstante, la Vía Dolorosa es muy significativa porque conmemora el recorrido que hizo Jesús cargando la cruz desde su juicio hasta su crucifixión, hechos de la “Pasión de Cristo”.

No se debe olvidar que existe otro barrio en Jerusalén, que pertenece a los armenios. El barrio armenio cuenta con dos pequeñas comunidades: una siria y una maronita.7 Ambas comunidades eligieron el barrio armenio debido a que compartían creencias monofisitas.8 Uno de los lugares más sobresalientes del barrio armenio es el Monasterio de San Jacobo, que cuenta con todo el acervo hereditario armenio. A su vez, este monasterio tiene la responsabilidad del cuidado de los lugares santos que le pertenecen a los armenios en Jerusalén.

Por último está el barrio judío. La comunidad judía considera santa a la ciudad de Jerusalén, porque fue el lugar elegido por Dios. Los judíos sostienen que el hecho de que “sus ancestros vivieron en Tierra Santa hace más de 3,000 años” los hace acreedores de la Tierra Prometida, porque la ciudad es nombrada más de 800 veces en el Antiguo Testamento.

Por eso Jerusalén ha sido capital nacional en dos ocasiones: la primera, en los tiempos de los reinos bíblicos de Israel y Judea, antes de la destrucción del Primer Templo por los romanos; la segunda, a partir del renacimiento del moderno Estado de Israel en 1948, por lo que la soberanía ha sido ejercida por éste último por sobre todas las naciones.

Disputas entre Israel y los palestinos por el territorio de Jerusalén

Han sido varios los enfrentamientos entre Israel y los palestinos por el territorio de Jerusalén debido a su importancia como símbolo político, como ciudad santa y como centro geográfico de la región. Por lo anterior, es necesario mencionar las disputas entre ambos actores con la finalidad de conocer la situación actual del estatus de Jerusalén y aventurar una eventual solución al conflicto.

Para poder entender las distintas perspectivas que existen entre las tres religiones que se encuentran en ese territorio es necesario explicar cada postura y entender la importancia de ese territorio para el islam, el cristianismo y el judaísmo.

En 1948 se produjo la primera guerra árabe israelí, denominada guerra de independencia de Israel, tras la declaración del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, en territorio palestino, asignado a los judíos por la resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Posteriormente, en 1956, dio inicio la guerra de Suez, o de Sinaí, mediante la cual el estatus de Jerusalén no fue alterado ni modificado debido a que la guerra se debió a intereses comerciales y no territoriales.

En 1967 tuvo lugar la guerra de los Seis Días, de la cual Israel fue vencedor, por lo que se adjudicó nuevos territorios: la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluida la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán. Otra consecuencia de esta guerra fue que Jerusalén fue proclamada como capital del Estado de Israel, con la intención de “extender ilegalmente la jurisdicción israelí a la parte oriental de la ciudad”.

En la década de 1980, tras la guerra de Yom Kipur en 1973, el gobierno israelí ratificó la anexión —de facto— de los territorios, así como la declaración sobre Jerusalén como capital eterna e indivisa de Israel. 

Negociaciones que aluden al estatus de Jerusalén

El interés del presidente de Estados Unidos de esa época, William Clinton, se basaba en su deseo de ser artífice de la finalización del conflicto en Oriente Medio. Por eso encabezó una reunión en Camp David en el año 2000. En esa negociación el primer ministro israelí, Ehud Barak, fue más lejos que cualquiera de sus predecesores al sugerir la posibilidad de compartir una ciudad con dos capitales: una para Israel y otra para los palestinos. El futuro Estado tendría una soberanía limitada en ciertos aspectos; por ejemplo, la seguridad y el control de la frontera, puesto que quedarían bajo la administración israelí; razón por la cual en la negociación se hizo referencia al estatus de Jerusalén, ya que ambos pueblos la consideran su capital.

Desafortunadamente no hubo un acuerdo respecto del estatus de Jerusalén, porque Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, no aceptó la soberanía compartida en la Ciudad Santa y las negociaciones de paz se estancaron de nueva cuenta hasta nuestros días.

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Propuestas respecto del estatus de Jerusalén como posible solución al conflicto

Han sido varios los enfrentamientos entre Israel y los palestinos por el territorio de Jerusalén debido a su importancia como símbolo político, como ciudad santa y como centro geográfico de la región.

En la actualidad existen más de 80 propuestas para dar una solución viable y alcanzar la paz en el Medio Oriente respecto del tema del futuro estatus de la ciudad. Una de las más convincentes es la aplicación de una soberanía compartida. Ésta se refiere a que debe existir un acuerdo bilateral entre los actores en disputa mediante el cual Jerusalén podría formar parte de los dos Estados, esto es, ser la capital de ambos. No obstante, si se aplica una soberanía compartida en Jerusalén la ciudad sería un símbolo de reconciliación y esperanza para las tres religiones —judía, musulmana y cristiana—, con lo cual se lograría que ya no se tracen fronteras internacionales en la ciudad.

De igual forma, otra propuesta que se ha tomado en cuenta es que una de las dos partes —Israel o los palestinos— tenga el control absoluto de la Ciudad Antigua, con la finalidad de evitar su división, y la administración y el control lo tendría un solo poder, lo cual daría como resultado el juego de suma cero, donde uno será el perdedor y el otro será el ganador absoluto de este conflicto: una soberanía israelí y un régimen municipal internacionalizado, o bien una soberanía de los palestinos en Jerusalén.

La situación actual del estatus de Jerusalén

La internacionalización de la ciudad, en la que ni Israel ni los palestinos ejercieran soberanía sobre de la Ciudad Antigua, fue recomendada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 181 en 1947. Esa recomendación nunca fue revocada por ninguna de las partes, por lo que sigue vigente por una autoridad moral internacional que vigila la aplicación de la resolución.

Comentarios finales

Aceptar una solución definitiva al conflicto de Jerusalén aportaría, sin duda, una gran estabilidad a la región del Medio Oriente y a la comunidad internacional; permitiría que ambos gobiernos por separado trabajaran por el bienestar de sus ciudadanos, sin tener que distraer tantos recursos y tantos esfuerzos en temas de defensa y ataque, y evitaría la anexión de asentamientos judíos construidos ilegalmente en Jerusalén Este.

Ante cualquier acuerdo que pueda surgir entre Israel y los palestinos debe considerarse la presencia de actores internacionales como entes mediadores para lograr una resolución equitativa y siguiendo un rumbo firme y una coherencia en el diálogo. 

Hay que destacar que la divergencia que existe entre el Estado de Israel y los palestinos en las negociaciones en el proceso de paz se debe al apoyo de Estados Unidos a Israel.

En este sentido, hay que destacar que la divergencia que existe entre el Estado de Israel y los palestinos en las negociaciones en el proceso de paz se debe al apoyo de Estados Unidos a Israel, lo que evidencia que muchos ciudadanos, tanto israelíes como estadounidenses y de la esfera internacional, consideren a Israel como el quincuagésimo primer estado de Estados Unidos. Las decisiones unilaterales sólo alteran el statu quo haciéndolas legalmente inaceptables, como la determinación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, el 14 de mayo de 2018.

Ningún gobierno israelí podrá aceptar una nueva división de Jerusalén; asimismo, ningún líder palestino podrá aceptar una solución permanente que no concediera al Estado palestino algún tipo de soberanía sobre la Ciudad Antigua. Por lo anterior, la propuesta más viable para la solución de este conflicto es la aplicación de una soberanía compartida sobre el estatus de Jerusalén entre palestinos e israelíes, porque constituiría un acuerdo bilateral definitivo en el que la paz debe prevalecer, ya que la confrontación y el estado de guerra latente constituyen una situación insostenible para ambas partes.

Es tiempo que la sociedad internacional moderna haga historia y que sea notoria la fructificación de las relaciones internacionales en la resolución de conflictos. 

  1. El significado etimológico de la ciudad es “Princesa de  la Paz”.[]
  2. La mezquita es considerada el tercer lugar más importante para el islam, después de la Meca y Medina.[]
  3. Fue construida en honor a Dios.[]
  4. Libro sagrado del Islam.[]
  5. Se ubica en el Monte de los Olivos, uno de los lugares más sagrados de la ciudad para las religiones judía y cristiana.[]
  6. También llamado Gólgota.[]
  7. Grupo de cristianos católicos orientales.[]
  8. Doctrina teológica que sostiene que Jesús sólo está presente en la naturaleza divina, pero no en la humana.[]

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