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Nora Cabrera: Por una transición energética justa e inclusiva

La reciente resolución del Pleno de la Suprema Corte en torno a la Ley de la Industria Eléctrica y la no aprobación en la Cámara de Diputados de la iniciativa de reforma constitucional al sector eléctrico impulsada por el presidente de México, provoca que los juicios de amparo promovidos desde las organizaciones ambientalistas en contra de la Ley de la Industria Eléctrica sean fundamentales para que exista una política energética sostenible que garantice los derechos de todos, especialmente de las nuevas generaciones, a un medio ambiente sano, en el que no tengan cabida las energías sucias. Nora Cabrera, destacada activista y joven abogada comprometida con lo que se ha denominado “derecho al futuro”, aborda en esta entrevista la política energética en el sector eléctrico de la actual administración federal y los efectos que tendrá para las próximas generaciones.

*Entrevista realizada por Regina Sotelo y Guillermo Ucha


México y el mundo están pasando por un momento difícil en términos climáticos y el gobierno le apuesta a los combustibles fósiles, lo cual pone en peligro el futuro de México. ¿Por qué crees que la postura de la actual administración en torno a la política energética en el sector eléctrico es una amenaza para el medio ambiente?

Nora Cabrera – Me encanta tu pregunta porque quiere decir que estás consciente del problema y de la solución. Es un hecho que existe una crisis en México y en el mundo derivada del cambio climático. El cambio climático significa un aumento gradual de la temperatura de la Tierra que es producto de las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero. ¿De dónde salen esas emisiones que calientan la Tierra? De la combustión de energías fósiles: petróleo, gas, gasolina y combustóleo. Sabemos que esto es lo que hoy mueve al mundo y lo hace productivo. Ésa es la paradoja del cambio climático. Tenemos que dejar de emitir CO2 a la atmósfera sin que eso paralice nuestras economías; si no lo hacemos estaremos provocando una catástrofe climática de dimensiones desconocidas. ¿Qué tenemos que hacer para no chocar contra el muro del calentamiento global? Pues, para empezar, que la clase política se ponga de acuerdo para diseñar y poner en marcha una transición energética justa, una transición energética de verdad.

Recordemos que solamente tenemos ocho años de aquí a 2030 para llegar a las primeras metas de reducción de emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero a las que nos comprometimos en el Acuerdo de París y en la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). Es un momento coyuntural para lograr reducciones significativas y ambiciosas de CO2 para no aumentar más de 2 ºC. Claro que la lucha seguirá hasta lograr procesos de descarbonización totales, pero estos años son vitales.

¿Podrías platicarnos qué ha pretendido establecer el presidente de la República en relación con la política energética en el sector eléctrico?

Nora Cabrera – Lo que ha intentado hacer la actual administración (en términos sencillos) es cambiar el modelo energético en el sector eléctrico para que la energía generada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sea la primera en ser despachada al sistema eléctrico, sin importar si ésta proviene de fuentes limpias o sucias. Asimismo, ha frenado y desarticulando el proceso de sustitución de energías fósiles por energías renovables en el sector eléctrico.

Esto lo ha hecho por etapas mediante diversas acciones. Me explico: el primer intento lo hizo por medio de la Secretaría de Energía, cuando en mayo de 2020 emitió la Política de Confiabilidad, o Acuerdo Nahle. Ese acuerdo administrativo fue superado en febrero de 2021 por el segundo intento: la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE). El tercer intento ocurrió con la presentación de la iniciativa de reforma constitucional al sector eléctrico (reforma eléctrica) en la Cámara de Diputados. Como pueden ver, cada uno de esos intentos era superado en términos de jerarquía normativa.

Ahora bien, empiezo por el final. La reforma eléctrica no pasó, pues no alcanzó la mayoría calificada (dos terceras partes) que exige el artículo 135 de la Constitución para que continuara el proceso legislativo; por lo tanto, desde el domingo 16 de abril esa iniciativa de reforma constitucional salió de la cancha de juego. No olvidemos que existe la posibilidad de que se presente una nueva iniciativa de reforma constitucional, pero ésta debe contener términos diferentes a los de la iniciativa desechada. Por el momento se ganó esa batalla; ahora debemos concentrarnos en la gran lucha ante el Poder Judicial de la Federación para conseguir que la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica se declare inconstitucional.

En días pasados el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutió la acción de inconstitucionalidad 64/2021 y las controversias constitucionales 44/2021 y 45/2021 correlacionadas. Durante un primer debate —muy intenso— la mayoría de las y los ministros votó por la inconstitucionalidad de las normas que regulan el orden del despacho de la energía al sistema eléctrico nacional (4, fracción VI, y 26 de la LIE); sin embargo, esa mayoría (contabilizada como siete votos) no alcanzó para que se declarara la invalidez de esas normas, pues en términos del artículo 105, fracción II, de la Constitución se requiere una mayoría calificada de ocho votos para decretar la invalidez (inconstitucionalidad). En subsecuentes sesiones se resolvieron las controversias constitucionales que no resultaron procedentes. Me gustaría mencionar que he narrado de manera breve y sin mucho detenimiento lo que sucedió en la Suprema Corte pues ese es no el tema de esta entrevista, además de que a la fecha no está publicada la sentencia que recoge todo lo discutido por las y los ministros.

Lo que sí me parece relevante comentar son los efectos prácticos de lo que discutió en las sesiones. Estos efectos se refieren a que los juicios de amparo promovidos contra la Ley de la Industria Eléctrica deberán ser resueltos por los juzgados de distrito. En ese sentido, considero que los jueces especializados tienen muchos elementos para declarar la inconstitucionalidad de las normas de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, pues la mayoría de las y los ministros estimó que las normas más destacadas de la reforma a la LIE violan la Constitución.

Asimismo, es muy probable que a través del recurso de amparo en revisión los juicios lleguen nuevamente a la Suprema Corte y en ese momento las y los ministros (sin requerir mayorías calificadas) tendrán otra oportunidad para establecer un precedente constitucional climático. Es decir, podrán justificar su fallo en que la reforma a la LIE vulnera el derecho a un medio ambiente sano (artículo 4 constitucional) y el principio de sostenibilidad (artículo 25 constitucional). La relevancia del precedente en esos términos radica en que el máximo tribunal del país reconocería que la transición energética en el sector eléctrico es una garantía constitucional al ejercicio del derecho a un medio ambiente sano.

Afirmas que la transición energética en el sector eléctrico es una garantía constitucional al ejercicio del derecho a un medio ambiente sano. ¿Podrías explicarnos qué es una transición energética justa en el sector eléctrico?

Nora Cabrera – Una transición energética en el sector eléctrico significa que haya un proceso gradual pero ambicioso de sustitución de combustibles fósiles por energías limpias y renovables en el sector eléctrico, y que, además, esa transición sea inclusiva y distribuya de manera justa los beneficios entre todos los involucrados.

Actualmente la transición energética del sector eléctrico la ordenan los artículos 4º y 25 de la Constitución en relación con el decimoséptimo y decimoctavo artículos transitorios del decreto de reformas constitucionales en materia energética de 2013.

También me gustaría explicar que en el mundo las transiciones energéticas en el sector eléctrico se han ejecutado fundamentalmente por medio de tres pilares: órdenes de despacho, certificados de energías limpias o equivalentes, y subastas a mediano y largo plazos. Esto es lo que permite que se genere cada vez más electricidad a través de fuentes limpias. Es decir, que el proceso de sustitución sea gradual y permanente: cada vez más energías limpias y cada vez menos energías sucias.

En ese sentido, hemos sostenido que con la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica se frena la transición energética en el sector eléctrico en México, pues el común denominador de las normas reclamadas en el amparo contra la reforma a la LIE es que penalizan a las energías limpias y, por lo tanto, fortalecen la generación de energía eléctrica a partir de combustibles fósiles. El resultado de lo anterior es un aumento de las emisiones de CO2 y un retroceso de las políticas de mitigación del cambio climático en el país. Esto viola la transición energética del sector eléctrico que establece la Constitución.

Finalmente, me gustaría mencionar que en México debemos impulsar una transición energética que sea justa e inclusiva y que distribuya equitativamente los beneficios entre todos los involucrados. No es suficiente que consumamos energías limpias y renovables si el proceso está plagado de abusos. Una transición energética justa cuida a la parte más débil, que en este caso son las comunidades dueñas de las tierras. No se trata sólo de reducir emisiones de CO2, sino también de que la transición energética sirva para cerrar brechas y combatir desigualdades históricas.

¿El hecho de que la CFE esté a cargo de la transición energética en el sector eléctrico es compatible con la transición hacia energías limpias?

Nora Cabrera – No, para mí y para muchas personas expertas en el tema, el hecho de que la CFE sea la única encargada de la transición energética en el sector eléctrico no es compatible con la transición energética. No olvidemos que estamos en el contexto de una crisis climática y todas estas acciones se realizan contra reloj. Esa transición tiene que ser inmediata, creíble y viable. Cada minuto que se pierde sin una transición energética genera más CO2 y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera lo que a mediano plazo significará que las brechas de desigualdad sean más grandes.

¿Cuál sería el camino hacia un modo de producción energética más sostenible?

Nora Cabrera – Tenemos que pensarlo muy bien. Me parece que el sistema que tenemos en la actualidad funciona, aunque hay que perfeccionar muchas cosas, sobre todo para que los procesos sean más justos con las comunidades. Las y los jóvenes debemos impulsar una transición energética justa mediante la cual a todas las personas involucradas se les respeten sus derechos.

Vivimos un momento en la historia en que debemos buscar más inclusión, más garantías de derechos. Tenemos que pugnar por que los recursos se distribuyan de manera más justa para que podamos tener una sociedad más igualitaria.

Estos procesos de transición se prestan para que pueda haber un reacomodo social. Y eso es por lo que tenemos que pugnar: por que esas desigualdades históricas y arraigadas se combatan poco a poco.

Quienes me están leyendo dirán: “Esta abogada es muy idealista”. Pero no veamos las cosas así; debemos convencernos de que el cambio es necesario y que sí hay forma de implementar planes específicos para que podamos lograrlo. No creo que debamos desistir de que exista una transición en estos términos.

¿Por qué crees que el cambio climático no está en el centro del debate sobre la política energética en el sector eléctrico? ¿Qué acciones crees que se puedan tomar para que la sociedad entienda la importancia de combatirlo?

Nora Cabrera – Creo que el cambio climático no es el principal elemento de la discusión porque las y los tomadores de decisiones ni siquiera pueden nombrarlo como un problema real. Lo ven como algo lejano. Siempre he creído que para que algo se pueda atacar, primero se tiene que nombrar; por ejemplo, hay que nombrar a las mujeres para saber que ahí están, y el cambio climático es algo que existe y hay que nombrarlo. Creo que para las generaciones más jóvenes es un hecho; no tenemos que discutirlo porque sabemos que si seguimos gastando y consumiendo igual vamos a acabarnos el planeta. No obstante, parece que para las generaciones más viejas no es igual de claro y creo que eso es parte del problema: siguen recreando los problemas de la música que les tocó escuchar antes, la música del intervencionismo estadounidense en América Latina, la música de las promesas de inclusión social con base en la globalidad… Se les olvida que la música de esta generación, y de la actualidad, es la de la crisis climática. Por eso creo que esta reforma no está redactada pensando en el cambio climático, sino en ideologías políticas.

Las redes sociales están llenas de videos y de publicaciones sobre pequeñas acciones que las personas podemos impulsar para combatir el cambio climático, pero hay estudios que señalan que 100 empresas han sido la fuente de más de 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo desde 1988. Desde el punto de vista legal y regulatorio, ¿qué se puede hacer para combatir estas acciones?

Nora Cabrera – Me parece que el litigio climático es una gran opción. Es una forma de exigir y presionar a las y a los tomadores de decisiones para que se descarbonice el sistema económico, presionar a los gobiernos y a las empresas que más contaminan y pedirles que reparen los daños y combatan el cambio climático. En términos de cambio climático hay dos conceptos importantes: la mitigación de dicho cambio climático, que tiene que ver con reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero, y la adaptación a tal cambio climático, que tiene que ver con la forma en que atacamos los problemas derivados del aumento de la temperatura de la Tierra, como las inundaciones, las sequías, etcétera.

¿Cómo podemos ayudar a las personas afectadas por ese cambio climático para que vivan en condiciones iguales a las de quienes quizás todavía no estamos tan afectados?

Nora Cabrera – Los grupos más vulnerables —los países más pobres— son los que vamos a sufrir más el cambio climático. Los científicos aseveran que es muy probable que desaparezcan partes de Tabasco, Guerrero y Baja California si seguimos con este mismo ritmo. Vamos a tener sequías en gran parte del país y escasez de agua de consumo humano en gran parte de las zonas urbanas y rurales. Tenemos que ver el cambio climático como una realidad y exigir acciones, pero también debemos asumirlo como un asunto propio del que tenemos que hacernos cargo. No creo que haya que aminorar esas pequeñas acciones; hay que llevarlas a cabo, porque para ver un problema en su magnitud primero hay que interiorizarlo y después resolverlo en el exterior, pero por la urgencia climática exigir acciones de los más grandes generadores de CO2 es imprescindible.

Fuiste de las pocas mujeres jóvenes en ser invitada a participar en el Parlamento Abierto de la Reforma Constitucional al Sector Eléctrico. ¿Qué opinas acerca de que los espacios de opinión y de toma de decisiones estén cooptados por hombres? ¿Crees que si se abrieran los espacios a las mujeres y a las y los jóvenes tendríamos resultados diferentes?

Nora Cabrera – Creo que las y los jóvenes merecemos más espacios. Ustedes como jóvenes —más jóvenes que yo— los merecen todavía más y hay que tomarlos. En el caso de las mujeres, me parece que hay que exigir foros de inclusión y el cambio de sistema, porque —habrá quienes quieran verlo y quienes no— ya estamos viviendo un cambio de sistema. Tenemos que llegar a emisiones cero. El país que lo logre tendrá futuro; los que no lo logren, no. Es un tema que está evolucionando como la cuarta Revolución Industrial. Creo que las y los jóvenes, y las mujeres, tenemos que exigir nuestro lugar en esos foros.

Fui muy privilegiada porque pude expresar todos los puntos de vista que he mencionado en esta entrevista a las y los diputados, viéndolos a los ojos; pero esos pocos espacios no son suficientes: debe haber mayor pluralidad, pues sin pluralidad no podrá haber un futuro más incluyente.

¿Cómo crees que podríamos motivar e incentivar a la juventud mexicana, y a la sociedad en general, para que se involucren en la vida pública de nuestro país?

Nora Cabrera – Lo más importante es entender que no es opcional que nos involucremos más: tenemos que hacerlo si queremos un cambio sustantivo. Además, creo que sí hay un sentido de conciencia diferente de las generaciones más jóvenes. Respecto de tu pregunta inicial: ¿cómo podríamos incentivar la participación de las y los jóvenes? Creo que involucrándolos, compartiendo el foco a todas y a todos, diciéndoles que es una responsabilidad compartida, que si no lo hacemos ahora, está en riesgo nuestro futuro. Recordándoles que hay que impulsar acciones colectivas e individuales, en ese orden. Me parece que más que una acción de buena fe, en estos tiempos participar es una obligación.

Hay un dato muy interesante que leí hace poco en un libro de Jeremy Rifkin: que en los próximos años las organizaciones no gubernamentales van a tener la fuerza laboral más importante del mundo y que las personas más preparadas van a preferir trabajar en organismos que apoyen las causas en las que creen. Pienso que eso habla de un cambio de mentalidad. Tengo muchas esperanzas porque las generaciones más jóvenes poseen un sentido social mucho más amplio que el de las generaciones pasadas. Creo que ese cambio de mentalidad propiciará mayor participación colectiva. No se trata de que una persona brille, sino de que brillemos todos juntos.

¿Cómo podemos garantizar la representación de la juventud mexicana en los espacios de discusión y de toma de decisiones?

Nora Cabrera – De acuerdo con mi experiencia, solamente cuando exiges la participación, porque estamos muy acostumbrados a funcionar de una forma tan patriarcal que no sabemos hacerlo de otra manera. Hay que ir rompiendo paradigmas para que los espacios se vayan abriendo, porque seguimos viviendo bajo un orden social que “funcionó” en su momento pero que en nuestros días ya no jala. Estoy convencida de que el orden social sí tiene que reconfigurarse, porque ya no funciona eso del hombre, blanco, heterosexual, propietario, como única concepción del éxito. En serio, eso ya no les funciona ni a ellos. Hay que romper con ese orden. En conclusión, les diría que, exigiéndolo, buscándolo, rompiendo paradigmas, vamos a encontrar un lugar en el que nos sintamos cómodos, luchando por lo que creemos.

Nos gustaría hacerte una pregunta personal. Es muy difícil encontrar a una abogada que trabaja tanto sobre temas sociales. ¿Cómo te interesaste en estos tópicos y qué es lo que más te apasiona de ellos?

Nora Cabrera – Tengo que confesar que soy una abogada que sí trata muchos temas de interés público o social, pero también tengo una práctica privada que me permite obtener recursos para vivir y financiar mis propias causas. Debo dividir y administrar adecuadamente mi tiempo entre mis causas pro bono y mis demás actividades. También creo que en la vida hay que tener objetivos claros y hacer “sacrificios” que implican no sólo utilizar el tiempo personal, sino reconfigurar el concepto de éxito y hacer propias las agendas sociales, lo cual quizá significa no perseguir la acumulación de riqueza. Yo creo que el concepto de éxito se va reconstruyendo cuando le añades factores que tienen que ver con sentir satisfacción con lo que se hace.

Dedicarme a esta cuestión social no ocurrió inmediatamente ni fue sencillo, pues fue a base de mucho esfuerzo, siguiendo siempre la línea de mi objetivo; cambiar cuando no me sentía a gusto, y buscar ese lugar en el que me sintiera cómoda con lo que estaba haciendo. También tuvo mucho que ver la coincidencia con Ana Laura Magaloni y el hecho de emprender juntas el proyecto de un despacho y una asociación civil que me permitió tener este enfoque. Reconozco que soy muy afortunada por haber tenido la oportunidad de trabajar hombro con hombro con una abogada a la que admiro, que me ha ayudado mucho a seguir por ese camino y también me ha aclarado muchos temas que me hacen ver las cosas de una manera más transversal. Otra cosa muy importante es acercarte a las personas que admiras y de las que aprendes cosas técnicas, pero también personales y de perspectiva, que te ayudan a ser una guía de lo que quieres ser y hacer en la vida.

Por último, ¿qué consejos les darías a los estudiantes de Derecho, en particular a las mujeres?

Nora Cabrera – Les daría tres consejos: 1) no pienses que tu carrera es lineal; 2) siempre toma la opción de hacer las cosas, y 3) asume la condición de crear tu propio destino.

Sobre lo primero, la vida da muchas vueltas. Puedes ir primero por un camino, y después por otro, pero siempre debes estar segura de cuál es tu causa, qué quieres hacer con la abogacía en tu vida y en la de los demás, y procurar que eso mantenga el arraigo a tus valores y a tu objetivo como abogada, y caminar hacia allá. Las cosas no siempre salen como uno quiere, pero algún día llegarás a donde lo deseas.

Sobre lo segundo, di que sí, no tengas miedo. Invariablemente regresarás a tu camino si las cosas no han salido como esperabas.

Y de lo tercero, no esperes a que nadie más te dé lo que piensas que mereces ni a dónde quieres llegar; tú lo puedes construir. A las mujeres las invito a que siempre tomen la decisión de hacer las cosas y que nunca sientan que poseen una capacidad inferior a la de nadie más. Es importante que entiendan que debemos caminar juntas y nunca hacer algo que perjudique a otra mujer. Hay que caminar en un grupo de sororidad para propiciar una comunidad mucho más fuerte.


Nora Cabrera es cofundadora y actual directora de Nuestro Futuro, A.C., organización sin fines de lucro creada para promover litigios estratégicos en materia de cambio climático. Colaboró en la creación del Movimiento Jóvenes por Nuestro Futuro, con quienes trabaja para impulsar la transición energética justa en México y defender el derecho a un medio ambiente sano. En 2021 el Movimiento presentó un juicio de amparo en el que representa a más de 20 organizaciones y a más de 250 jóvenes, además de una serie de amparos en contra de la Ley de la Industria Eléctrica que siguen vigentes. Participó como ponente en el Parlamento Abierto de la Reforma Constitucional en Materia Eléctrica.

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