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La protección y reestructura de las empresas en crisis financiera

Ante la creciente incertidumbre respecto a la situación económica de México y el mundo, consecuencia de diversos factores como la pandemia y la guerra Ucrania-Rusia, el panorama sobre una posible crisis financiera es cada vez más cercano.


Ante la creciente incertidumbre respecto a la situación económica de México y el mundo, consecuencia de diversos factores como la pandemia y la guerra Ucrania-Rusia, el panorama sobre una posible recesión económica es cada vez más cercano. Estamos experimentando niveles inflacionarios que afectan a la economía de los mexicanos y que también están impactando en las empresas y a los comerciantes, quienes comienzan con problemas económicos o los vienen arrastrando desde hace un par de años, incrementando sus pasivos al grado de aproximarse a un estado de insolvencia. 

Lo preocupante ha sido que muchas empresas han tenido que cerrar o como coloquialmente se diría “bajar la cortina”, y sin más, terminar con años de operaciones por la situación económica en la que se vive. Pero ante este panorama es necesario y aconsejable reaccionar a tiempo para que las empresas logren curar, en la medida de lo posible, sus números para poder seguir operando y lograr su subsistencia. Si bien es cierto existen herramientas legales para apoyar a las empresas, muchas veces éstas no funcionan porque las empresas y sus directivos acuden a los abogados especialistas en reestructuras y quiebra cuando ya es muy tarde su rescate. En tiempos de crisis, es obvio que los procedimientos de insolvencia se vuelven fatídicos y terminan en la quiebra de varias empresas, aumentando aún más su número de manera considerable cuando se experimenta una crisis financiera. 

México viene enfrentando crisis económicas desde hace muchos años, pero no todo eso debe ser visto como una catástrofe, sino como un aviso o una alerta para las empresas para empezar actuar con prontitud y realizar un replanteamiento de estrategias y una posible reestructura. La historia nos ha enseñado precisamente que ante el aviso de una posible crisis, nosotros podemos medir con algunos indicadores financieros y con el apoyo de ciertas calificadoras cuando una empresa se encuentra en riesgo, y cuando es evidente que el factor macroeconómico puede empujar también a esas empresas a ponerlas en una situación más grave.

Es por eso que, si hoy estamos viendo un panorama cercano a una posible crisis financiera, es evidente que debe de actuarse de inmediato, y las empresas empezar a realizar cambios y reestructuras si quieren sobrevivir al cambio. 

La Ley de Concursos Mercantiles ofrece herramientas muy útiles para los comerciantes que requieran iniciar un proceso judicial para proceder de manera inmediata a una reestructura de la empresa, ello con el objetivo de lograr un convenio con sus acreedores con una quita o una espera, o la combinación de ambas. O de ser inviable rescatar a la empresa, lograr el pago para los acreedores de esta empresa que tuvo que terminar en quiebra, pues se debe ponderar el mayor beneficio de la empresa no solo por parte de la empresa que se le declara en concurso, sino de los demás empresarios acreedores que tienen un interés en lograr el cobro de sus créditos. 

Ahora bien, precisamente para que se logre una reestructura en un concurso, ello depende también de los comerciantes (personas físicas o morales) y de sus directivos, de actuar pronto viendo la situación en la que se encuentra la empresa conforme a sus estados financieros y proyecciones a futuro que se puedan realizar, para que a tiempo se pueda actuar y el apoyo legal pueda preparar una buena estrategia para salvar a la empresa, pues la reestructura exitosa será aquella que se planeó desde un principio a tiempo y se logró llevar a cabo conforme al plan de reestructura.

En ese mismo sentido, también es necesario destacar que existen reestructuras fuera del orden judicial y que se han utilizado mucho en el terreno de negociaciones y planes con acreedores en términos menos formales como lo requeriría un juzgado en estricto cumplimiento a parámetros legales, que tal vez por el caso en particular, sea más fácil rescatar a una empresa y llegar a un acuerdo con los acreedores en este plano, previo al inicio de un procedimiento judicial. Comúnmente en Estados Unidos, antes de que se aperture el Capítulo 11 -referente al procedimiento de reestructura de una empresa- se busca como alternativa que la reestructura no se judicialice y se logre un acuerdo entre las partes interesadas, algunas veces esta decisión se toma para eficientar costos o incluso tiempo de solución al asunto. En México nada exime que la empresa en posible estado de insolvencia y sus acreedores logren acuerdos extrajudiciales referentes a sus deudas y otras obligaciones, pero ésta toma de decisiones se aconseja que se lleve a cabo directamente por especialistas en la materia (concursal) que sepan evaluar el caso en concreto y ver qué alternativa es la más adecuada para cada cliente, ya sea que el interesado sea la empresa deudora o algún acreedor.

Algunas de las razones por las que las empresas comienzan a tener incumplimientos generalizados de sus obligaciones frente a acreedores, y que ya ello es aviso para pensar en actuar, son, entre otras: 1. Un pobre desempeño operativo y un alto apalancamiento financiero, 2. La falta de innovación tecnológica,  3. La falta de liquidez, 4. Alta competitividad en el negocio o giro, 5. La falta de regulación legal en cuanto al giro o negocio y la protección a los agentes económicos, y 6. Las situaciones inesperadas o contingentes (como lo es el caso de las crisis financieras). Ante este tipo de situaciones, deben evaluarse los beneficios de que siga o no operando esta empresa, que pueda haber una reorganización o reestructura, o de plano buscar su quiebra o liquidación. En caso de que se piense como opción la reestructura, debe buscarse un plan efectivo que logre el objetivo de mantener a salvo a la empresa, así como lograr satisfacer a los acreedores, lo cual puede sonar un tanto complejo por los intereses que tienen uno contra otro, pero que es por medio de negociaciones que se pueden lograr acuerdos entre estas partes, y ello en lugar de seguir con procedimientos largos y tortuosos que terminan más bien en litigios agresivos donde ninguna de las partes van a ceder fácilmente a los intereses del otro (considerando también la multiplicidad de acreedores).

Algunas opciones para la reestructura de una empresa más allá de la quita y de la espera que se establecen en la actual Ley de Concursos Mercantiles, y que se dan más en el plano previo o alternativo al procedimiento judicial de concurso mercantil, son las siguientes: 1: La inyección de Capital, que se logra mediante la búsqueda de inversionistas internos o externos para que ingresen recursos como inversión a la empresa a reestructurar. 2. La recompra de deuda, que se basa en que la empresa en dificultades financieras adquiera su deuda a través de compras en el mercado de valores o en transacciones negociadas de forma privada, o puede incluso realizar una oferta pública para comprar parte o la totalidad de su deuda pendiente (todo lo anterior ante el supuesto de que la empresa haya emitido deuda). Y 3. El intercambio de deuda, el cual se puede realizar cuando no es posible realizar las dos opciones anteriores, y entonces la empresa hace un intercambio como tal de su deuda ofertando ésta por una deuda nueva recién emitida o por títulos nuevos que se pongan en circulación.

Resulta importante señalar que las opciones para reestructurar a las empresas no se encuentran agotadas en lo antes señalado, pues conforme pasa el tiempo y evoluciona el derecho, así como el comercio, existen nuevos métodos y alternativas que se pueden utilizar para cada caso en concreto. Pero todo dependerá de la actuación oportuna frente al problema, pues en el momento en el que una empresa comienza con un incumplimiento generalizado de sus obligaciones, ahí estará una alerta de actuación para que socios, directivos o comerciantes únicos, comiencen a actuar si quieren prevenir una quiebra o liquidación inminente de su empresa.

No es necesario vivir en una crisis para tomar decisiones, basta con actuar de forma preventiva y cuidadosa; los números de las empresas reflejan ciertas situaciones que pueden permitir la toma de decisiones oportunas para proteger a éstas. El concurso mercantil y las reestructuras fuera de las cortes son herramientas útiles que no solo son usadas en México, sino en todo el mundo, y porque han funcionado en Estados Unidos, Europa y Asia. Por lo tanto, debemos estar preparados ante los nuevos retos que se avecinan, y que conllevarán una gran responsabilidad para todos, incluyendo a abogados, empresarios y directivos de las empresas, quienes tendrán que replantear sus estrategias y empezar a tomar medidas sobre cada caso en concreto. 


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