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Luis Díaz Mirón: La reforma laboral

Luis Díaz Mirón, abogado laboralista y socio fundador del Bufete Díaz Mirón y Asociados, S. C., platicó con nosotros acerca de la reforma laboral —la más importante que ha habido en los últimos 100 años en la materia—, así como sobre su trabajo y su visión como profesor y rector de la Escuela Libre de Derecho durante el periodo 2014-2018.

Luis Díaz Mirón estudió licenciatura y maestría en la Escuela Libre de Derecho. Es abogado laboral. Fue presidente del Consejo Directivo Nacional de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa de 1994 a 1996 y rector de la Escuela Libre de Derecho de 2014 a 2018. Actualmente imparte la cátedra de Derecho en esa institución.


¿Por qué decidió dedicarse al Derecho laboral? 

Luis Díaz Mirón – Fue una decisión, como diría Ortega y Gasset, circunstancial. Primero, porque mi padre —que en paz descanse— fue un abogado litigante en materia civil, mercantil, administrativa y laboral. Segundo, porque él, desde que éramos muy pequeños, nos hizo entrar en un nivel de confianza en cuanto al sistema de impartición de justicia; nos compartía sus asuntos en la mesa. Cuando estaba estudiando, después de que terminé mi segundo año de la carrera —entonces trabajaba en la notaría del maestro Soto Borja—, empecé a prestar mis servicios en materia laboral a un gran despacho que, en aquel entonces, se llamaba Goodrich, Dalton, Little & Riquelme, S.C., bajo la tutoría de un gran formador de abogados laborales, don Jorge de Presno. Con él tenía mucha confianza porque lo conocí jugando en una liga de béisbol. Curiosamente, después me enteré de que era amigo de mi padre, por lo cual empecé a trabajar en su despacho. Para entonces yo ya cursaba la materia de Derecho del trabajo con el maestro José Cándano, que a la postre fue rector de la Escuela Libre de Derecho. Esas fueron mis circunstancias. Me empezó a gustar la materia, me fascinó la práctica y se facilitaron mucho las cosas para mí porque la Escuela Libre de Derecho es aledaña a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México.

¿Qué opinión le merece la reforma laboral del 1º de mayo de 2019?

Luis Díaz Mirón – Se trata de la reforma laboral más importante que ha habido en el país, a poco más de 100 años de la redacción del artículo 123 constitucional. Es una reforma que marca un antes y un después, que necesitábamos, a pesar de la presión ejercida por nuestros socios comerciales con motivo del t-mec. Se empezó a diseñar con motivo de la reforma constitucional de febrero de 2017, donde se establecen los andamiajes más importantes del rumbo constitucional: el artículo 123 se vuelve emblemático, se establece como obligatoria la conciliación prejudicial, nace un Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, se marca un nuevo sistema en materia sindical colectivo —es decir, viene a la luz la democracia sindical con el voto personal, libre y secreto en todo lo que implica toma de decisiones de los trabajadores sindicalizados—, se le da oportunidad al trabajador sindicalizado –derivado de la reforma y la ratificación del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo— de poder afiliarse o no a un sindicato.

Esto sucede ya siendo Andrés Manuel López Obrador presidente de México. Pero la reforma constitucional proviene de los últimos tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto. Nos toca a nosotros, como parte de la academia, apoyar para instrumentarla. Todas las fuerzas políticas estuvieron de acuerdo en que necesitábamos un nuevo modelo constitucional.

Después de esta reforma, en la actualidad, ¿a qué retos se enfrenta la justicia laboral?

Luis Díaz Mirón – Obviamente Roma no se hizo en un día. La justicia laboral se enfrenta a varios retos. Uno es el cambio de actitud por parte de operadores, estudiantes, líderes y trabajadores; eso va a llevar tiempo, pues requiere arduo un proceso educativo. El nacimiento de nuevas instituciones es gradual. El 3 de octubre de 2022 fue la última etapa en cuanto a su implementación formal, pero materialmente seguirá habiendo miles de juicios vigentes en las juntas de conciliación y arbitraje federales y locales. Eso va a llevar muchos años. Hay que considerar que hasta esa fecha la Junta de Conciliación y Arbitraje de la Ciudad de México, que es la junta que tiene más juicios en la República mexicana, siguió recibiendo demandas en el sistema anterior, con la ley anterior y con el procedimiento anterior; son juicios que van a durar, con las cargas y los procesos lamentables, burocráticos y con poco presupuesto que hay para la justicia laboral, muchos años; mínimo, según mi juicio, y siendo muy conservador, en la dinámica del proceso de implementación de nuevos jueces, tribunales y dinámicas, entre cinco y 10 años.

Pero los problemas van más allá. Hay dificultades normativas, operativas, presupuestarias y de actitud de los operadores, quienes, como ya he dicho, debemos cambiar nuestra mentalidad para comprender las nuevas dinámicas, procedimientos y reglas.

Hay retos en la implementación de la cultura de la reforma laboral en cuanto a lo que es la materia colectiva, el nuevo esquema de relaciones laborales —libres, no corporativas—, el rediseño de la estructura de las organizaciones sindicales.

Pero ahí vamos; como diría el verso de Machado: “Caminante, no hay camino, se hace el camino al andar”. La reforma es muy joven; no podemos calificarla en el corto plazo. Veámosla con la esperanza de poder tener un México más justo y menos conflictivo en materia laboral.

Además de ser profesor, usted fue rector de la Escuela Libre de Derecho. ¿Cómo compagina la docencia con el litigio y la asesoría en temas laborales?

Luis Díaz Mirón – Tengo casi 35 años impartiendo la cátedra de Derecho del trabajo en la Escuela Libre de Derecho. Soy un enamorado de la docencia, donde aprendo todos los días con mis estudiantes. Eso me motiva y me llena de energía. Imparto la clase de pie. Procuro generar interés en mis alumnos para que entren en la dinámica de un nuevo Derecho del trabajo, de un Derecho vivo. ¿Cómo lo compagino? Muy fácil. Mi trabajo es muy bonito. Implica crear fuentes de empleo, ayudar a que no se rompan las relaciones, y cuando tienen que romperse, procuro que suceda siguiendo todas las reglas de ley. Quiero dar el ejemplo a la comunidad jurídica y a mis alumnos de que todos los días se puede tener una buena práctica, seria, profesional y decente.

Hago una dinámica con ellos: les pido que lean las noticias para que analicemos los temas laborales que hay de por medio en cada nota. Así vemos cómo es el Derecho del trabajo todos los días; por supuesto, con esa dinámica no es difícil entender que a quien le interesa más dar clases es a mí, porque me actualiza todo el tiempo. Esta dinámica sirve también para aterrizar los temas de clase en lo que sucede en la realidad. 

¿Qué distinguió a su trabajo como rector?

Luis Díaz Mirón – El acercamiento a la gente: a trabajadores y a estudiantes. Una de las cosas que he aprendido de mi práctica como abogado laboral es que las relaciones laborales son relaciones interpersonales. Mi rectoría fue de puertas abiertas; ni siquiera desayunaba en el privado del rector, sino en la cafetería, con los estudiantes, atendiendo y dialogando con los muchachos. Logré la instauración de un plan de estudios moderno, así como el establecimiento de maestrías —ahí estudié yo mi maestría— y la consolidación del doctorado.

¿Qué nos puede decir sobre la enseñanza en la Escuela Libre de Derecho? ¿Cómo es su pedagogía?

Luis Díaz Mirón – Es una enseñanza tradicional, clásica, donde los profesores, a través de nuestro actuar, queremos proyectar principios y valores. Hay profesores espléndidos, otros regulares y, seguramente, algunos a quienes los muchachos nos califican de malos. Tenemos una metodología y una enseñanza clásica que, en ocasiones, ha sido criticada por instituciones especialistas en enseñanza que afirman que nuestros métodos no son pedagógicos. Coincido con ellas hasta cierto punto; por eso, durante mi rectoría trabajamos en la modernización de la enseñanza con el objeto de que los profesores nos abramos a una metodología pedagógica más seria y profesional. Sin embargo, parte del método de la Escuela Libre de Derecho son los programas de educación anual, donde los exámenes se presentan de manera oral ante tres sinodales. Ciertamente es un método que en ocasiones dificulta el aprendizaje del alumno y no a todas las personas les acomoda. Pero también es un método que ayuda a los estudiantes a convertirse en operadores que saben manejar el procedimiento y la oralidad como nadie más, porque desde primer año se enfrentan a la oportunidad de dialogar, discutir, negociar y pelear por sí mismos, en términos orales, de la manera más parecida a lo que es la vida real. No es un método apapachador, sino complejo y retador. En sus 110 años ha preparado a excelentes profesionales.

¿Ha reflexionado la pedagogía del Derecho desde el ejercicio de la profesión? 

Luis Díaz Mirón – Claro que lo he pensado así. Hay muchas áreas de oportunidad y mejora. En los 110 años que nuestro método ha estado vigente hoy podemos reflexionar y constatar que hay muchas áreas que podemos mejorar. La pandemia nos reeducó, nos abrió a la tecnología, a métodos de enseñanza con el uso de tecnología, y nos desafío. Hay profesores que aguantaron, se capacitaron y lograron construir un método nuevo. Así fue en todas las escuelas y en todas las universidades; hubo profesores que, como yo, venían de una época en la que la tecnología no estaba con nosotros tiempo completo. Hoy es diferente. Todo eso nos ayudó a reflexionar y a invertir en tecnología. Hoy hay que pensar anticipándonos a lo que viene.

La regla de oro en la Escuela Libre de Derecho es: “El orden y la disciplina están confiados al honor de los alumnos”.

Una recomendación a los estudiantes de Derecho para el 2023

Luis Díaz Mirón – A los amigos y  a las amigas estudiantes, al que quiera estudiar Derecho —en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad Autónoma Metropolitana, en la Libre, en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, en el Tecnológico de Monterrey, en la Universidad Iberoamericana, en la Universidad Anáhuac, donde quieran–: cumplan sus sueños; sean, queridos colegas, personas de principios y valores; estudien, lean, interésense por lo que pasa en su entorno; no olviden —y actúen en consecuencia— servir a los terceros (no servirse de ellos); estudien donde les quede tiempo para dedicarse a una pasantía que les permita comprometerse y conocer los distintos puntos del entorno de la práctica mexicana. El Derecho es hermoso, es un arte y una ciencia; sean felices. Decía el poeta Salvador Díaz Mirón: “Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan”; querido alumno, que su plumaje sea de esos.

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