Ximena Monserrat Velázquez Jiménez hace un llamado a trabajar por la justicia con base en las necesidades de las mujeres en contextos de violencia feminicida.
Cada año, en el país son asesinadas más de 3,000 mujeres y niñas, aunque sólo 24 por ciento de esa cifra se contabiliza como feminicidios. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 70.1 por ciento de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia.
El jueves 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. En esa ocasión la Ciudad de México se pintó de morado, por las jacarandas que adornan el Paseo de Reforma y por los carteles y las pañoletas de cada una de nuestras hermanas que salieron a marchar con coraje, determinación y esperanza por un México sin violencia, en el que se visibilice la situación de la mujer.
La violencia de género es algo real, se vive día a día, y es necesario estar conscientes de la situación en la que nos encontramos y no conformarnos con ella. Es menester empezar a atacar este problema a través del reconocimiento de las diferencias que existen entre los individuos de la sociedad con el objetivo de construir un piso igualitario de derechos para todos.
Sin duda, vivimos una época que provoca un mar de emociones para cada mujer en el país y en el mundo, pues la situación que atravesamos es alarmante. México experimenta un momento crítico en relación con este tema, pues hay un foco de violencia exacerbada que inicia en el seno familiar y se replica en toda la sociedad.
En ese contexto, hay un déficit en políticas públicas de tal magnitud que ya ni siquiera nos sentimos seguras con las autoridades que la ley faculta para protegernos, pues cientos de mujeres han sido víctimas de violencia física y sexual como consecuencia de la militarización implementada en los últimos sexenios en distintas zonas del país y mujeres y niñas terminan sufriendo los efectos colaterales de una guerra que no les pertenece.
Nuestro objetivo es hacer un llamado de atención, no sólo a las autoridades sino también a cada individuo de la comunidad, acerca de que es imprescindible seguir trabajando en la implementación de mecanismos que atiendan las necesidades de las mujeres de nuestro país. No olvidemos que nuestro papel como futuras y futuros abogados es luchar por causas justas, innovar en la materia y no dejar de indignarnos por las injusticias que nos aquejan cotidianamente.
Finalmente me gustaría agradecer a cada una de las compañeras que luchan con vehemencia desde sus trincheras, a las que ayudan a otras, a las madres buscadoras que luchan incansablemente por encontrar a sus seres queridos, y a nuestras juezas y jueces que han emitido diversos precedentes con perspectiva de género, propiciado un avance en la investigación y en la sanción de la violencia hacia las mujeres.
Gracias a todas aquellas que han alzado la voz en el contexto político y social se ha avanzado en la implementación de políticas públicas y leyes que visibilizan el contexto femenino y buscan proteger sus derechos con el objetivo de legar a las generaciones futuras un lugar mejor para desarrollarse y crecer libres y sin miedo.
