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¿Dónde están?

Ante el nombramiento de la ministra Norma Lucía Piña como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, María Solange Estrada Maqueo celebra la ruptura del techo de cristal y, crítica y propositivamente, analiza la falta de mujeres y de representación en el gremio jurídico.


De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) actualmente hay más de 66 millones de mujeres en México, en comparación con los más de 61 millones de hombres. Hoy por hoy, aproximadamente, existen 442,000 abogados mexicanos, de los cuales 40 por ciento son mujeres.1 Yo me pregunto: ¿dónde están ellas?

En realidad, esta es una pregunta que me hubiera hecho hace algunos años. Hoy, poco a poco, las mujeres mexicanas han estado luchando por conseguir una mayor y mejor representación. Poco a poco, están asumiento un papel vital en la vida jurídica y política del país y, por lo tanto, va desapareciendo la duda. 

Indiscutiblemente, lo que hoy está en boca de todos es la elección del 2 de enero de 2023, donde las y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tomaron una decisión histórica. Eligieron, con seis votos a su favor, a su primera ministra presidenta, Norma Lucía Piña Hernández, quien rompió con lo que, según sus palabras, era un “inaccesible techo de cristal”, una meta que, a lo largo de la historia mexicana, había sido imposible de cruzar.2

No está equivocada. Si bien es cierto que se han hecho esfuerzos importantes por incluir a la mujer en el ámbito jurídico y, en este caso, judicial, aún sigue sin ser suficiente. Sigue existiendo un techo de cristal inaccesible en muchos sentidos que se ha ido destruyendo con el paso de los años gracias a los esfuerzos persistentes de miles de mujeres en el país. 

Este proceso de transformación comenzó en 1892 con el ingreso de la primera mujer mexicana a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, María Asunción Sandoval. En ese momento, en México había aproximadamente siete millones de mujeres y sólo existía una abogada. Su camino por la Facultad de Derecho fue duramente criticado. La periodista Dolores Correa resume que sus profesores “demostraban su pena por tener que consentir en un absurdo: el de enseñar derecho a una mujer.” Sin embargo, en su examen profesional, los periódicos aclamaban a sus sinodales por haberle preguntado y haber dirigido el examen como si ella fuera un hombre. Cabe destacar que, el hecho de que se hubiera recibido una mujer fue aplaudido por los medios.3

Así, gradualmente, la mujer abogada fue construyendo su camino. Las litigantes empezaron a formar parte de distintas plataformas, aunque continuaron las burlas y las críticas. Seguía sin ser la norma que una mujer pudiera convertirse en abogada y, menos, que pudiera llegar a tener un cargo importante.

No es coincidencia que no fuera sino hasta 1961 (seis años después de que a la mujer se le había reconocido el derecho al voto) cuando María Cristina Salmorán de Tamayo llegó al máximo tribunal del país, convirtiéndose en la primera ministra de la scjn. ¿Cuál sería la reacción ante este hecho? De nuevo, las burlas de los abogados litigantes, quienes, al acudir a la scjn, sostenían que se dirigían a litigar a la “Suprema Corte y Confección”. Una afirmación no sólo gravemente misógina, sino infundada. La ministra Salmorán no únicamente había llegado a ser ministra de la Corte, sino que antes había sido una importante funcionaria en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje e incluso llegó a ser su primera presidenta.4

¿Cómo sería posible acceder a un plano de igualdad en las oportunidades si, de inicio, se nos impide saber que es posible?

¿Por qué la descalificación de inicio? ¿Qué no, a lo largo de la historia, habíamos probado tener la misma capacidad que los hombres? Recientemente se nos había permitido votar, ¿no era lógico que la mujer aspirara a más? Con base en la visión social, la mujer debía continuar con un papel más relegado y menos partícipe de la vida en sociedad.

Esto ocurrió hace 61 años. ¿Qué tanto han cambiado las cosas? Por fortuna ya no se escucha en los pasillos de la Corte la idea de la “Corte y Confección”. No obstante, me parece preocupante que, a la fecha, únicamente haya habido 14 mujeres en el Tribunal Constitucional, desde la ministra Salmorán hasta la ministra Loretta Ortiz

El gran problema es que no ha sido únicamente en la SCJN donde se presenta este fenómeno. Me atrevo a plantear que, históricamente, en todos los ámbitos jurídicos hemos sido excluidas y frenadas cuando se trata de acceder a oportunidades de mayor relevancia. 

No se trata sólo de un freno expresamente establecido, de una pared impuesta que no se puede cruzar. También existe un freno escondido, implícito e invisible, que debemos ubicar y destruir. ¿Cómo sería posible acceder a un plano de igualdad en las oportunidades si, de inicio, se nos impide saber que es posible? 

Para empezar, al ingresar a la Facultad de Derecho nos damos cuenta de la realidad. Hay una falta abrumadora de mujeres. La primera experiencia, por lo general, radica en ser recibidas por aquel hombre imponente, por los cuadros y las fotografías de los rectores, por los libros y los artículos de famosos e importantes académicos. Cuando se le pregunta a los alumnos quiénes son sus referentes en el mundo del Derecho, los primeros que surgen son hombres.

¿Dónde están las profesoras? 

Poco se habla de las mujeres académicas, de las doctrinas sostenidas por mujeres. Si acaso, se les menciona como teóricas de la justicia feminista. Específicamente, este fenómeno es notable en ramas como el Derecho laboral, el Derecho civil y el Derecho penal, donde pareciera que todos los libros y artículos a los que se hace referencia en el aula son exclusivamente de varones. 

Funciona como si hubiera un cierto tipo de programación que nos impide ver más allá del hombre. Bien decía Duncan Kennedy, en su artículo “La educación legal como preparación para la jerarquía”, que los estudiantes de Derecho terminan comportándose de acuerdo con lo que el sistema educativo muestra como realidad, aunque no lo sea. Dice: “Los profesores son, en su gran mayoría, blancos, varones, de modales típicos de clase media y heterosexuales”.

Me parece preocupante que, a la fecha, únicamente haya habido 14 mujeres en el Tribunal Constitucional, desde la ministra Salmorán hasta la ministra Loretta Ortiz.

Pareciera que la cuestión no ha cambiado tanto como quisiéramos desde la publicación de ese artículo. Claro que ha habido avances, y muchos. Lo importante recalcar es que sigue sin ser suficiente. Bien decía la aclamada jueza estadounidense Ruth Bader Ginsburg: “Cuando a veces me preguntan: ¿cuándo habrá suficientes mujeres en la Corte Suprema? Y digo: cuando haya nueve, la gente se sorprende. Pero había nueve hombres,y nadie ha planteado nunca una pregunta al respecto”. 

Seguimos ante una Corte con una mayoría de hombres, casi no tenemos gobernadoras, las alumnas siguen siendo menos que los alumnos y ni qué decir de las profesoras. La representación es importante, como lo es que las alumnas de Derecho puedan verse reflejadas en las mujeres que se han hecho camino en un mundo claramente diseñado para y por el hombre. Así, poco a poco, iremos construyendo un México que refleje lo notorio: que las mujeres están aquí para quedarse y ser parte de la vida jurídica del país. 

  1. INEGI (2022), “Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Mujer”, comunicado de prensa 143/22, 3 de marzo. Disponible en https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2022/EAP_Mujer22.pdf.[]
  2. “Así fue la elección de Norma Lucía Piña Hernández como presidenta de la Corte” (2023), El Universal. Disponible en https://www.eluniversal.com.mx/nacion/eleccion-del-nuevo-presidente-de-la-scjn-minuto-x-minuto.[]
  3. P. Lira Alonso, “La primera abogada mexicana” (2008), El Mundo del Abogado. Disponible en http://www.paginaspersonales.unam.mx/files/480/Publica_20170205070541.pdf.[]
  4. J. Martínez Rivas, “La historia de las mujeres en la Suprema Corte” (2015), Nexos. Disponible en https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/la-historia-de-las-mujeres-en-la-suprema-corte/.[]

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